En nuestra historia reciente muchos son los diseñadores de la industria automotriz que se han convertido en verdaderas eminencias dentro del sector. Si echamos un ojo a las ultimas décadas nombres como los de Marcelo Gandini, Bautista y Sergio Pininfarina o Giovanni Bertone resuenan en nuestras cabezas como referentes indiscutibles.
Pero si nos centramos en el motociclismo únicamente, en todo aquello que abarcan las dos ruedas, casi sin lugar a dudas el primer nombre que acude a nuestra mente sea el de Massimo Tamburini.
Hoy el diseñador italiano hubiera cumplido 80 años y es por ello que nos complace profundamente hacer un pequeño repaso a su dilatada carrera, donde creaciones de su autoría como la icónica 916 de Ducati, supusieron el salto hacia el estrellato del diseño del genio transalpino.
Considerada por muchos, a dia de hoy, la motocicleta deportiva más bella jamás construida, es la muestra empírica del talento que atesoraba el señor Tamburini. Pero también, como en todos y cada uno de sus proyectos, salía a relucir ese sentimiento tan arraigado a la cultura transalpina: La pasión.
Porque la vida de Tamburini no hubiera alcanzado los niveles de reconocimiento que obtuvo si, precisamente, no hubiera dedicado ese porcentaje de pasión y estilo en cada uno de sus trabajos. Además, «no solo de imagen vive el hombre», o en este caso la moto.
En todos y cada uno de los diseños de Massimo encontrábamos una mezcla, casi en proporciones exactas, de diseño, pasión, exclusividad y acabados premium, pero también todo lo necesario para que aquella moto se convirtiera en un arma definitiva en una pista, cumpliendo con el mandato expreso que se le había encargado a lo largo del proceso de creación. Pero volvamos al principio, a sus orígenes.
Primeros años de Massimo Tamburini
Nacido el 28 de noviembre de 1943 en Rimini, Massimo Tamburini pasó sus primeros años en el seno de una humilde familia dedicada a las labores agrícolas de la zona. Con apenas 11 años su padre decidió montar una pequeña empresa de transporte en los aledaños de la ciudad.
Ya en esa época Massimo empezaba a experimentar una fuerte atracción por todo aquello que tuviera un motor, pero aún más si el artilugio en cuestión contaba con tan solo dos ruedas.
Quizás esta fue una de las razones fundamentales por la que su padre opta por matricularlo en el Instituto Técnico Industrial de la ciudad transalpina. Posteriormente Massimo Tamburini realizaría numerosos cursos profesionales, todos ellos relacionados con la materia, en especial en el ámbito de la mecánica y nuevas técnicas de trabajo. Todo ello, unos años más tarde, lo empujaría a montar su propio negocio relacionado con la calefacción.
Para 1966 conocería a dos piezas clave en su vida personal y profesional: Giuseppe Morri y Valerio Bianchi. Con ellos fundaría la primera empresa en la que emplearían el nombre de Bimota para denominarla comercialmente, aunque en este caso su actividad estaría relacionada con el mundo de las instalaciones hidro calefactables.
Aquellas mismas siglas terminarían por darle nombre finalmente a la Bimota que todos conocemos, dedicada a las dos ruedas bajo el prisma de la pasión y el buen gusto.
Inicios de Massimo Tamburini en Bimota
Es en 1971 cuando Massimo Tamburini obra el diseño y fabricación de su primer prototipo a título personal. Una MV Agusta 750 Sport modificada en su totalidad y dotada de un chasis construido por él mismo.
Inspirada en las MV Augusta, que por aquellos años pilotaba su compatriota Giacomo Agostini, aquella montura fue incluso objeto de pruebas y elogios por parte de Angelo Bergamonti, que a su vez era el encargado de testar los modelos de Cagiva recién salidos de la factoría de Varese.
En ese tiempo el propio Massimo Tamburini corría algunas carreras a lomos de una Honda CB750 Four, con la cual sufrió un aparatoso accidente en el circuito de Misano. Más concretamente en la curva Quercia, con la mala suerte de terminar con tres costillas rotas.
Asi que, una vez recuperado de sus lesiones, para 1973, inició los primeros trámites para crear junto a su socio Morri un departamento paralelo a su empresa de hidrotérmica bajo el mismo nombre, pero dedicado al diseño, modificación y fabricación de piezas para mejorar la parte ciclo de las de, por aquel entonces, deportivas venidas desde un lejano Japón.
Ese mismo año se fundaba Bimota Meccanica, para terminar llamándose Bimota Spa unos años más tarde. Durante aquellos primeros años Massimo Tamburini ejercía el papel de Director técnico dentro de la firma, pero justo una década después decide dejar la marca (las malas lenguas hablan de diferencias irreconciliables con uno de sus socios) para embarcarse en un proyecto deportivo junto a Roberto Gallina.
Etapa dentro de la competición y el Grupo Cagiva
Este último le encomendó al genio italiano la labor de desarrollar una moto para correr en El Mundial de Motociclismo en la categoría reina, dando como resultado la creación del equipo Gallina-Tamburini y el desarrollo de una 500 GP dotada de un motor Suzuki que pilotaría finalmente Franco Uncini en la temporada de 1983.
A su vez un «tal» Claudio Castiglioni contrataba los servicios del diseñador transalpino con la finalidad de darle forma a un nuevo modelo deportivo con el que Cagiva irrumpiría en el segmento de los 125 cc.
De aquella unión nacería la Cagiva Aletta Oro 125 presentada unos meses después en el Salón del Automóvil de Bolonia en diciembre de 1984 y puesta a la venta en la temporada de 1985 a un precio inicial de 3.979.100 liras, unas 342.000 pesetas de la época.
Este primer proyecto abrió las puertas del Grupo Cagiva al talento de Massimo Tamburini que militaría e sus filas hasta los últimos compases del año 2008, momento en el que anunciaría su retiro profesional definitivo.
Dentro del emporio empresarial de los Castiglioni se encargaría de dirigir el COR, Centro Operativo Rimini. Posteriormente y desde 1990 haría lo propio con el Centro de Estilo del grupo Cagiva. En 1993 se fundaría el CRC, Centro de Investigación Cagiva, donde Tamburini sería nombrado director, pasando a ocupar el cargo de director general en 1997.
Durante 23 años de trayectoria profesional Massimo Tamburini contribuiría al desarrollo técnico y comercial de marcas como Cagiva, Ducati y por supuesto MV Agusta. Giovanni Castiglioni, presidente de MV Agusta en 2008 comentaba sobre el recorrido profesional del maestro italiano: “Massimo Tamburini es una de las leyendas de la industria de las motocicletas y deja un gran legado en MV Agusta.”
Y continúa: “Las capacidades que construyó en el centro de diseño de MV Agusta son sobresalientes y su legado y visión ahora serán llevados adelante por el equipo que reunió y asesoró durante muchos años. Si bien extrañaremos su presencia, respetamos su decisión de retirarse y le deseamos todo lo mejor para el futuro”.
Por su parte Tamburini argumentó en aquellos momentos: «He dedicado una parte importante de mi carrera en el diseño de motocicletas a Cagiva y MV Agusta y estoy inmensamente orgulloso de las hermosas y emocionantes monturas que hemos creado».
Y continuaba: «Si bien fue extremadamente difícil tomar la decisión de retirarme, confío en que los diseñadores e ingenieros de gran talento de San Marino continuarán con la tradición de excelencia que es el sello distintivo de MV Agusta. He tenido el privilegio de hacer realidad tantos sueños durante mi años con Cagiva y MV Agusta y espero ver más grandes cosas por venir de la compañía».
Último proyecto en solitario: T12 Massimo
Tras su repentina retirada Massimo Tamburini decidió dar forma a su último proyecto personal atesorando la esencia más pura y absoluta de la moto deportiva, tal y como su mente siempre la había pensado. Para ello tuvo que esperar tres años, tal y como reflejaba su anterior contrato con MV Agusta, algo que no frenó los últimos deseos del genio italiano.
Para la que se convertiría en su opera prima optó por dejar correr libremente su creatividad diseñando una montura de carrera de edición limitada: La T12 Massimo, (la T es de Tamburini, 12 era, segun el propio Tamburini, su número de la suerte, y Massimo, en italiano, también significa “máximo”).la moto definitiva, la que guarda la auténtica esencia de los diseños del genio italiano.
Con su habitual determinación titánica, Massimo Tamburini se puso a trabajar a un ritmo muy rápido para completar el estilo definitivo de su creación en poco tiempo. Dedicó al proyecto un promedio de 12 horas al día, decidiendo aspectos fundamentales de su icónica creación. Por ejemplo que el motor que se montaría sería el de la BMW S1000RR en su edición Superbike.
A comienzos de 2012, Massimo Tamburini seleccionó cuidadosamente a un pequeño grupo de colaboradores a los que transmitió las directrices de su proyecto. Massimo contó además con la ayuda de dos jóvenes técnicos que le ayudarían en el diseño virtual y un equipo de trabajo cualificado con el que ya había colaborado en el pasado.
Luego comenzó a trabajar en la creación del primer prototipo una fase que incluyó el modelado matemático computarizado y el diseño de todos los demás componentes del chasis, sometiéndolos a análisis FEM.
Esto fue fundamental en el proceso de desarrollo lo que permitió a Tamburini desarrollar un concepto exclusivo capaz de ajustar rápidamente la rigidez transversal del cuadro sin cambiar ningún componente.
Durante la definición de su proyecto, el propio Tamburini concibió y creó el chasis, trabajando posteriormente en la definición del diseño, elaborando los bocetos por ordenador a tamaño real, dandole las formas a la arcilla de manera artesanal.
Pero su repentina enfermedad hizo que delegara en su hijo Andrea, encargado de llevar a buen puerto el ambicioso proyecto y culminando finalmente con la creación de la empresa Massimo Tamburini Srl, encargada de dar la forma definitiva a la T12 Massimo.
Legado de Massimo Tamburini
A lo largo de más de 35 años de dedicación en exclusiva al mundo de las dos ruedas el trabajo de Massimo Tamburini fue reconocido de innumerables formas y por supuesto engalanado con multitud de premios dentro del sector gracias al diseño de modelos como:
Bimota:
- HB1 750 (1973)
- YB1 250 (1974)
- HD1 250 (1974)
- HD 350/500 (1975)
- SB2 750 (1976)
- YB2 250/350 (1977)
- YB3 250/350 (1978)
- KB1 (1978)
- SB3 1000 (1979)
- KB1 1000 (1979)
- KB2 500 (1980)
- HB2 900 (1981)
- KB3 1000 (1982)
- SB4 1100 (1982)
- HB3 1000 (1983)
Cagiva:
- Aletta Oro 125 (1985)
- Freccia C9 (1987)
- 500 GP (1988, 1989, 1990)
- Freccia C10 (1988)
- Mito 125 (1989)
- Prima 50 (1992)
- Mito EV (1994)
- Prima 125 Thai (1994)
Ducati:
- Paso 750 (1986)
- 888, 888 SP (1991)
- 916 (1993)
- 748 (1995)
Husqvarna:
- STR 650 Super Motard (2006)
Morbidelli:
- 250 (1976)
MV Agusta:
- 600 Four (1971)
- 750 Serie Oro/750 S (197, 2000)
- Brutale Serie Oro/Brutale S (2001, 2002)
- F4 1000 S/1000 Tamburini/Mamba/Ago/Senna/1078 Claudio Castiglioni (2004, 2005,2006, 2007)
Paton:
- 500 (1973, 1976)
Suzuki:
500 GTA (1984)
Massimo Tamburini fue diagnosticado con cáncer de pulmón en noviembre de 2013 y se sometió a quimioterapia, cerca de su residencia en San Marino. Su salud continuó empeorando de manera paulatina en los siguientes meses, falleciendo finalmente el 6 de abril de 2014, a los 70 años de edad.
Giovanni Castiglioni, presidente de MV Agusta comento al conocer la noticia: «Massimo Tamburini es una de las leyendas de la industria de las motocicletas. Quiero recordar su pasión, entusiasmo y determinación.»
Y continúa: «Era un gran diseñador y un gran ingeniero, pero sobre todo un auténtico apasionado de las motos; dejó un precioso legado a nuestra empresa y ocupa un lugar de honor entre los grandes del motociclismo. Su nombre pasará a la historia por su brillante intuición y perfeccionismo aplicado a cada pequeño detalle.»
Hoy, el genio de Rímini hubiera cumplido 80 años y no podemos dejar pasar a ocasión, cuanto menos, de darle las gracias, alla donde esté, por todo lo que hizo de manera profesional y humana por este mundo de las dos ruedas que tanto amamos algunos.