Todo el mundo sabe que Ferrari es una de las fábricas más especiales que existen en el mundo del motor. Su singularidad puede llegar hasta los límites más insospechados, tales como registrar una patente para un motor de un moto. Sí, lo habéis leído bien, la marca italiana tiene registrado un motor de dos cilindros en V, hasta el punto de que dicho registro también incluye un árbol de equilibrado para reducir las vibraciones. El misterio nos corroe.
Viendo esto, las interpretaciones empiezan a sucederse. Algunas con más sentido que otras, pero todas en una misma dirección ¿está pensando Ferrari en fabricar motocicletas? Es una pregunta sin respuesta, o mejor dicho, multirrespuesta, como aquellos exámenes con los que muchos alumnos temen toparse en algún momento de su vida académica.
Si atendemos al contexto actual, este favorece a Ferrari. La coyuntura de nuestros días está viendo como empiezan a aparecer colaboraciones entre marcas de coche y moto. Estas maniobras empresariales tienen un objetivo común, y es que las partes implicadas compartan recursos, I+D, así como velar por la viabilidad de las economías de escala.
Además de la larga historia de BMW en dos y cuatro ruedas, la primera semilla la pusieron Audi y Ducati, cuando el fabricante teutón adquirió la firma de Varese por un precio aproximado de 860 millones de euros. El segundo capítulo fue el de MV-Agusta con el grupo Daimler, propietario de Mercedes. Ya se habló acerca de que la oferta estaba encima de la mesa de Giovanni Castiglioni, hasta noviembre, cuando se hizo oficial.
Por este motivo, no resulta descabellado pensar que Ferrari podría planear una maniobra comercial similar. En caso de llevarse esta a cabo, es interesante pensar quién o quiénes podrían ser los pretendientes susceptibles de caer en las garras de la fábrica de Maranello.
Un horizonte, aunque se puede considerar más rumor que otra cosa, sería Piaggio, que en sus manos tiene marcas como Aprilia o Moto Guzzi, aunque esto parece más difícil a primera vista, ya que se trata de un grupo empresarial estable económicamente, y con muchos segmentos, algo que quizás no vaya con la filosofía del cavallino rampante.
Las opciones de que Ferrari se pase a las motos pueden parecer más cercanas a tenor de la patente que tienen registrada, pero habrá que esperar un tiempo para ver si esto cristaliza en algo mayor. No en vano, Ferrari es de esas fábricas que, como otras, cuentan con un departamento de ingeniería muy potente con el que realizan diversos experimentos de cualquier índole, que luego no tienen porque trasladarse a la cadena de montaje. Este podría ser uno de ellos.
La última, y hasta ahora única moto con el escudo de Ferrari, fue diseñada por Daniel Key Engineering en 1995 con la autorización expresa de Piero Ferrari, hijo en Enzo, que salió a subasta en Suiza con un precio inicial de 300.000 euros. Se dice que alcanzaba los 105 CV de potencia a 8.800 rpm con sus 900 cc. Todo ello le permitía alcanzar una más que aceptable velocidad de 265 km/h. Parafraseando al gran Obélix “están locos estos de Ferrari”
