El puente de la Inmaculada nos ha permitido acercarnos a la localidad madrileña de Colmenar Viejo para traeros una muestra de las piezas de gran valor histórico que se han dejado ver estos días por allí.

El motor es precioso, para esta monocilíndrica.
La segunda un modelo de 250 c.c. del año 1924, la BSA R 25. fue apodada como la chocolatera, por su característico depósito de combustible.

Toda una clásica, que nos remonta a otros tiempos.
Nos venimos a la península de la mano de esta Montesa Brío 110, un modelo del año 1959 que con sus 124,98 c.c. que desarrollaba 10,5 CV. Se fabricó entre 1959 y 1963, llegando a poner en circulación 6.070 unidades. También fue el primer modelo con suspensión trasera de basculante.

Con mucha solera, pero de estética de las de antes.
Ducati también estuvo representada con dos de sus modelos clásicos. Una Ducati Élite 200 de 1960, 200c.c. con un marcado estilo sport.

Si que rompe los moldes de color la italiana.
Algo posterior, la Ducati 160 TS, de 156,99 c.c. y 8 CV de potencia data de 1966, y supuso la ruptura de los moldes en cuanto a color, que la marca italiana mantenía. Impresionante el detalle del motor con una ventana donde podemos ver parte de la mecánica.

El detalle del motor es algo muy curioso, fijaros en el cilindro.
La alemana NSU con su modelo MAX fué un referente por su estética en 1952 y su motor de 250 c.c.

No fué de las mejores fotos que tiré, lástima.
A su lado vimos una Iso 200, que no es un estandar de calidad, aunque podría serlo, sino una preciosidad de 1960 y con una curiosidad oculta en su interior: sólo vemos un cilindro pero con dos pistones unidos por viela doble, toda una novedad en la época para su motor de 250 c.c.

Bonitos colores, para esta obra española.
Hablamos de otra española, la Bultaco 155, de 153,1 c.c. desarrollando 11,6 CV. Apareció en el mercado en 1960 y sólo se produjeron 4.058 unidades. El chasis venía preparado para sidecar.

Me pirria la combinación del azul y el plata.
Seguimos con las motos de la tierra, de la mano de esta Ossa 125A, de 123,67 c.c. y 5,5 CV, del año 1953. Fue apodada como la Ossa palillos debido a su larga y fina suspensión delantera.

Otra bonita muestra de como se hacían las cosas.
Y Ahora todo un clásico, nuestra archiconocida Montesa Impala 175 sport, de 174,77 c.c. y 18 CV. Marcó un antes y un después para la marca española. Los jóvenes de la época la acogieron en el mercado en 1963 con tal entusiasmo que su producción se prolongó hasta el año 1970.

Seguro que más de uno la recuerda.
Una de mis preferidas, la Bultaco Tralla 102, de 124,98 c.c. y 15 CV. Su producción se llevó acabo entre 1963 a 1971, aunque sorprendentemente sólo se fabricaron 2.692 unidades. Se sitúa entre los primeros modelos deportivos de la casa Bultaco.

Me encanta el cubrecadenas, desde el motor a la corona.
Desde el otro lado de los Pirineos llegó esta Genome-Rhone en su modelo Super Major, de 350 c.c. y del año 1936. Esta moto gala destacó por su diseño y su gran fiabilidad.

El chasis es precioso ¿verdad?.
Seguimos en Francia con una Monet Goyon 350, que como su nombre indica, alcanza los 350 c.c. , se sitúa entre 1927-1938.

Parecen a los primeros modelos que aparecían en aquellas carreras de antaño.
Sin movernos de país una Terrot HST, de 350 c.c. y de 1930.

A estas alturas me cuesta decidirme por una en concreto.
También francesa, esta preciosa Automoto 175, de mecánica sencilla en dos tiempos.

La azulona me gustó mucho.
También destaca por la sencillez de su motor y lo reducido del mismo. Se puede apreciar en este modelo, y en otros, la bomba de hinchar las ruedas.
Sin duda lo sencillo en este caso es sinónimo de bonito.

Los detalles en madera me resultaron muy originales.
Cruzamos ahora el Canal de la Mancha para situarnos en tierras inglesas, con esta Triumph H, precioso sidecar en 3 o 4 plazas, de 500 c.c. y del año 1920. Una maravilla.

Los detalles en madera me resultaron muy originales.
Antes hablamos de la Segunda Guerra Mundial, pue si alguna moto brilló con luz propia durante la contienda fue la germana por excelencia, este sidecar BMW R75, de 750 c.c. y del año 1943. Fue destinada al Africa Korps o, lo que es lo mismo, a la campaña de África liderada por el teniente general Rommel.

Muchos la hemos visto en películas de guerra.
Y para terminar nuestro viaje en el tiempo, toda una americana, la Indian Scout, de 600 c.c., con dos preciosos cilindros en V, que supuso un antes y un después para la fecha en la que apareció (1920).

Un broche de oro, para esta muestra de tesoros.
Después de disfrutar de estas maravillas, uno ya no puede ver con los mismos ojos todas esas motos último modelo cargadas de tecnología. Son grandes máquinas, sí, pero ¿qué tendrán las clásicas que nos siguen cautivando?
Fotos: Mariano Hinjos