“Nosotros no tenemos problemas con los Michelin. Son ellos [Ducati] los que tienen esos problemas precisamente por ser más potentes, y eso lo acabamos pagando el resto”, decía Pol Espargaró con evidente malestar una vez acabada la carrera de Argentina. Su respuesta se podía interpretar como una frustración por el desenlace la carrera, en la que terminó siendo superado en los compases finales por las Ducati de Laverty y Barberá para acabar sexto, pero él fue el primero en alzar la voz.
Después se le sumó nada menos que Dani Pedrosa: “Redding o Baz son casi el doble que yo de grandes. Son muchos más kilos, y si usan un basculante más corto con un muelle muy, muy duro están metiendo muchos kilos de presión a una construcción, y evidentemente tienen mucho ‘grip’ y salen muy rápido de las curvas”, dijo Dani Pedrosa en Termas. No se trata de una afirmación gratuita porque Pedrosa fue testigo directo de esa diferencia de prestaciones. En su pelea con Scott Redding, que es 25 cm más alto y pesa 27 kilos más que Pedrosa, la Ducati del inglés superó claramente en aceleración a la Honda del español a pesar de tan generoso lastre.
Es evidente que las Ducati son las motos más potentes de la parrilla, y las únicas que a pesar de todos los cambios experimentados no han sufrido pérdida de prestaciones, sino más bien lo contrario. Si utilizamos la velocidad máxima como referencia para calibrar su potencial, descubrimos que los tres mejores registros tanto en Losail como en Termas han sido realizados por pilotos de Ducati. El año pasado las más veloces eran las Honda, aunque había más variedad de marcas en los registros altos de la tabla.
Todos los fabricantes han perdido prestaciones ante los cambios introducidos en MotoGP. Salvo Ducati. Suzuki y Aprilia mejoran sus registros, pero es lógico porque se encuentran en fase de evolución. Las Yamaha han cedido terreno en velocidad máxima, pero la pérdida más significativa es la de Honda: 7,8 km/h menos en Losail, y 10,7 km/h menos en Termas, en comparación con 2015. La velocidad punta es un claro reflejo de la aceleración: la moto es menos eficiente en aceleración porque hay una nueva configuración de motor que ofrece una entrega de potencia diferente, que pueda conjugar las prestaciones del motor con la nueva electrónica y los nuevos neumáticos.
Lo que los pilotos denuncian es que las únicas motos que han experimentado problemas con los neumáticos han sido las Ducati, que no han modificado el carácter de su motor para adaptarlo a las nuevas gomas, como sí han hecho los demás, y ahí reside el problema.
En la práctica lo que sucede es que en vez de adaptar la configuración de la moto al neumático, que es el proceso lógico al trabajar con un suministrador único de neumáticos, se están buscando neumáticos que se adapten a las características de una moto, en este caso, la Ducati, porque los demás fabricantes no tienen ese problema.