Cuando la cosa empezó a ponerse fea con los atascos en las ciudades, hubo muchos intentos de diferentes fabricantes por conseguir coches utilitarios, económicos y fáciles de aparcar. Uno de estos intentos fue el BMW Isetta, peculiar donde los haya por varios motivos, aunque el principal es que se abría por delante.
Sí, además de ser biplaza y tener solamente una rueda atrás en vez de cuatro, todo el mundo lo recuerda porque la única puerta estaba en el frontal. Originalmente, el Isetta lo fabricó ISO, especialistas en motocarros, pero ente 1955 y 1962, bajo licencia de la firma, también existió el BMW Isetta. Además, otras marcas lo produjeron para diferentes mercados.
Y en cuanto a la Yamaha R6, pocas presentaciones necesita la que ha sido la Supersport dominadora de la primera mitad del siglo XXI. Y dirás, ¿y cómo unimos un BMW Isetta con una Yamaha R6? Pues de eso se encarga el Youtuber Westen Champlin.
¿Qué motivo te lleva a fusionar un BMW Isetta con una Yamaha R6?
Bueno, si Westen y su equipo lo han hecho es básicamente porque han podido. No tiene mucho sentido y lo cierto es que pensar en lo que puede correr ese híbrido da bastante miedo. Tanto o más que pensar en la estabilidad que puede tener en las curvas e incluso en las rectas. De todas maneras era tan crítico el BMW Isetta que dicen que tras la preparación tiene mejor estabilidad, así que imaginar cómo debía ser conducirlo antes da bastante miedo.
El microcoche que se inventó antes de que el concepto de microcoche existiera estaba diseñado para albergar un pequeño motor que daba impulso a la rueda trasera y así moverse por la ciudad. Pero nunca fue pensado para tener la potencia que ofrece el motor de una Yamaha R6.
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Hay que decir que el trabajo en realidad consiste en cambiar un motor de moto por otro, pero este cambio ha supuesto cortar, soldar, unir… y al final el resultado es el que vemos. Eso sí, por ahora tiene una pega y es que no se puede cambiar de marcha, algo que solucionarán más adelante seguro.