¿A quién no le han hecho alguna vez la trece-catorce?

Keko Ochoa
Keko Ochoa se incorpora a nuestro equipo de columnistas, aportando su particular enfoque del mundo de la moto, con opiniones, historias y anécdotas sacadas de su "Caja de Herramientas".

Antes de nada permitid que me presente. Algunos me habréis visto por la tele, sobre todo en el 2012, año en que narré el Mundial de MotoGP. Si hombre, uno calvo y con patillas que salía de vez en cuando. Minutos de pantalla tuve pocos, imagino que no le gustaban mis patillas al jefe, pero hablar, lo que se dice hablar, me hinché. Ese año narré todos y cada uno de los minutos que hubo una moto en pista, ya fuese en el primer entrenamiento libre del viernes, los oficiales o las propias carreras; unas veces me acompañaba Mela Chércoles en la cabina, otras lo hacían Ángel Nieto o Dennis Noyes y cuando llegaba lo bueno… ¡ninguno se lo quería perder! ¡Todos a la cabina!

Antes de ese 2012 ya estuve trabajando para Mediaset narrando el Mundial de Superbike, de circuito en circuito durante varias temporadas; de esos años guardo muy buenos recuerdos y anécdotas que os iré contando en este blog. Anteriormente fueron muchas horas de directo a través de Eurosport España retransmitiendo carreras de todo tipo: de motos, coches y camiones hasta de lanchas de F1. ¿Y ahora? Pues ahora me dedico a lo que más me gusta: pruebo motos, escribo, formo parte de un equipo del CEV y tengo una empresa que se dedica a organizar viajes en moto por el mundo: OrganizaDOS.net.

Hechas las presentaciones de rigor, quiero agradecer a Soymotero.net la oportunidad que me brinda para conectar con todos vosotros desde este el que será mi blog y desde el que os contaré mi punto de vista de temas, siempre o casi siempre, relacionados con el mundo de la moto. Dicho lo cual, vamos al asunto que nos ocupa.

“Te han hecho la trece-catorce, es una expresión que seguro hemos oído casi todos pero que solo unos pocos conocen de dónde proviene. Os lo voy a contar: cuando en un taller, un mecánico quería gastar una broma al aprendiz, éste, mientras trabajaba en un coche cambiando alguna pieza, gritaba al chaval: ¡Niño, alcánzame la trece-catorce, date prisa! El chaval iba raudo al panel de herramientas y se ponía a buscar mientras el oficial se partía la caja viendo al aprendiz desesperado rebuscando entre las herramientas la dichosa trece-catorce.

No la encontraba por ningún lado y es que, efectivamente, esa llave no existe. Existen la ocho-nueve, la diez-once, la doce-trece y así agrupadas por pares, pero la famosa trece-catorce, a día de hoy, todavía no se ha fabricado. Así, la bromita en cuestión ha llegado hasta nuestros días, y no sólo hemos recogido la expresión, también nos hemos quedado con el acto en sí mismo adoptando éste múltiples variantes con menor o mayor mala leche.

Si me permitís, a modo de ilustración y sin ánimo de molestar a nadie, os pondré un ejemplo vivido en primera persona en el Gran Premio de Japón. La mayor parte del equipo solíamos llegar al país que acogía el G.P. los miércoles, para así poder estar el jueves por la mañana en el circuito y empezar a grabar entrevistas, secciones, etc. Pues bien, ya en la primera reunión en el circuito de Motegi, en la que planificábamos los temas y tiempos de grabación, nadie menciona un tema que a mí me parecía muy interesante: el museo Honda.

Conociendo ya el percal, me hice de nuevas y dejé caer lo del museo, a lo que el editor, que desconocía la existencia de dicho museo, dijo que le parecía una idea estupenda, asignándome un cámara al día siguiente una vez finalizados los entrenamientos libres para que pudiese grabar “mi pieza”. Cual no fue mi sorpresa cuando al día siguiente, en pleno directo durante los entrenamientos, el editor entra en la cabina y me dice que como yo estoy en directo y más tarde no va a ser posible, va a ser él, junto a Noyes, quienes hagan la pieza del museo Honda. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Todavía, a día de hoy, mucha gente me pregunta qué pasó, por qué no continué narrando el Mundial al año siguiente. Yo no sé qué pasó, o sí, lo que os puedo decir es que me mandaron a buscar la trece-catorce y cuando volví me habían levantado la silla.

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