De todos es sabido que el casco es el elemento más importante del equipamiento motorista, un elemento que debemos cuidar por nuestra propia integridad física y no tanto porque «nos quiten las multas». En nuestro país es obligatorio desde el 1 de septiembre de 1992 para todos los conductores de motocicletas, ciclomotores y acompañantes, si bien no todos son iguales. El simple hecho de que esté homologado no es suficiente porque, además de los diferentes diseños según el tipo de uso, también hay que tener en cuenta algunos elementos básicos para dar en el clavo y realizar una compra correcta.
TALLA
Acertar en nuestra talla es clave para ir cómodos y protegidos. Como cada fabricante es diferente no podemos fiarnos y confiar en que una talla que nos sienta bien sea la misma para cualquier caso: por ello lo mejor es seguir la tabla de equivalencias oficial según el diámetro de nuestra cabeza (la cifra nos la dará un metro de sastre por encima de las cejas). Debe quedarnos ajustado pero no apretar en exceso, ni mucho menos dejarnos rojeces o marcas al quitárnoslo. Debe ajustarse bien a la cabeza impidiendo movimientos del mismo: si hay margen para poder deslizar la mano entre las carrilleras y nuestra cara olvídate. También hay que tener en cuenta que, aunque al principio nos resulte justo, lo estás probando a estrenar y de pie, por lo que con el aire incidiendo sobre él subido en la moto y con el paso del tiempo, el almohadillado tenderá a darse de sí.

CIERRE
Es la única forma de que no salga disparado tras un impacto contra el suelo y la única manera de ajustarlo a nuestra cabeza, por lo que siempre es recomendable emplear un cierre de doble anilla «D» por el que pasas y anudas la cinta. Hay otros sistemas tipo click o micrométricos que, aun siendo más rápidos y cómodos de usar, no son tan fiables puesto que funcionan a presión y pueden llegar a abrirse o doblarse en caso de accidente por holgura o fatiga de materiales. Con la doble anilla es imposible que esto suceda.

CALOTA
La calota exterior rígida es el pilar de un buen casco, la responsable de que la energía del impacto se derive al deslizarse. Esta estructura puede fabricarse en diversos materiales y, básicamente es la que incide en buena parte del precio final del casco. Los más económicos y básicos son los de policarbonato o resina termoplástica, con el carbono-kevlar en el otro extremo de la balanza. Un buen compromiso sería la fibra de vidrio o el tricomposite (mezcla de fibra de carbono, vidrio y kevlar). El proceso de fabricación y laminado de una buena calota es un secreto bien guardado por los mejores fabricantes de cascos. Esta calota externa va acompañada de otra interna más pequeña para absorber la energía residual, normalmente en EPS de varias densidades. Los mejores fabricantes adaptan la calota a la talla del casco mientras que otros comercializan una sola calota con interiores adaptados.

INTERIOR
Además de sentirnos cómodos y hacer gala de un acolchado anatómico que favorezca la forma de nuestra cabeza, el interior del casco debe ser desmontable (carrilleras laterales y zona superior) para poder lavarlo fácilmente cuando se ensucie, además de ser un tejido especial antibacterias, antialergia, antisudor. Las últimas evoluciones han ganado en calidad y grosor, incluyendo tejidos de nailon cepillado que aumentan el confort de marcha y mejora las sensaciones en el transcurrir de los kilómetros.

VENTILACIÓN
Es necesaria para hacer más llevadero el uso del casco con alta temperatura, si bien hay que tener en cuenta que cuantas más tomas más nos refrescará pero también hará más ruido. Este detalle dependerá de nuestra sensibilidad y del tipo de moto que conduzcamos, pues no es lo mismo la incidencia del aire en nuestra cabeza sobre una naked que en una trail, por ejemplo, al igual que las prestaciones de la misma.
