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¿Son iguales todas las gasolinas?

Redacción SMN para Shell
Aunque a veces se diga que todas las gasolinas son iguales, lo cierto es que eso no es así y una pequeña diferencia, de aditivación por ejemplo, puede provocar diferencias tremendamente importantes en el producto final, tanto en el uso a largo plazo como también en beneficios a corto plazo.

Aunque las gasolinas comerciales tengan un origen más o menos común, cada marca tiene su propia receta y añade sus propios aditivos que pueden influir directamente en su eficacia. En las motos, con motores de alto rendimiento incluso en modelos básicos, el piloto puede apreciar las diferencias de los carburantes “premium” incluso a corto plazo.

El efecto que causan en la mecánica los aditivos utilizados por cada marca es importante. Ninguna gasolina provocará una avería de forma inmediata en un motor (salvo fraude o adulteración), pero sí que es verdad que el uso de los aditivos adecuados ayuda a evitar la formación de ciertos tipos de depósitos. Para empezar en el interior del motor, en la cámara de combustión: pistones, válvulas y culata acumulan diferentes tipos de carbonilla y cenizas a largo plazo, todos producto de la combustión de la gasolina. Algo parecido ocurre en todo el sistema de escape.

Gasolina Shell

Los motores de moto, con rendimientos elevados (regímenes altos) y componentes compactos (pistones y válvulas más pequeños en general que los de los coches), son delicados en este sentido. Luego están los conductos del propio combustible, y en otro tipo de motores realmente es clave la limpieza del sistema de bomba e inyectores, pero los motores de gasolina modernos también se han vuelto exigentes en este sentido. Incluso algo tan obvio como el propio depósito de gasolina, en cuyo interior suele estar la bomba, puede envejecer mucho mejor o peor (óxido y depósitos) en función de la gasolina que usemos.

Shell es una de las marcas que más suelen subrayar los efectos a largo plazo sobre los motores, en función del carburante que utilicemos, incluso relacionándolo mucho con sus equipos de competición: Ferrari en F1 y Ducati en MotoGP, que suponen el auténtico banco de pruebas para todos sus productos, que de este modo se desarrollan en el ambiente más exigente posible antes de llegar al consumidor.

Gasolina Shell

Actualmente Shell está añadiendo aditivos antifricción en sus carburantes, buscando optimizar el rendimiento estos compuestos llegan a zonas sometidas a esfuerzos y fricción, y donde no alcanza el propio aceite del motor. Toda la parte termodinámica y alternativa (pistón, válvulas, cilindro, culata) se presta a funcionar mejor si el carburante aporta su granito de arena. Cuando antiguamente usábamos gasolina Súper, el “plomo” (tetraetilo de plomo) que llevaba ésta para mejorar su octanaje también tenía una función lubricante. Desde que hace 25 años la Súper desapareció, los esfuerzos se centran en mejorar la capacidad de la gasolina sin plomo para dejar pocos residuos y reducir la fricción de los componentes internos del motor.

Gasolina Shell

Las gasolinas de Shell se dirigen en esa dirección, gracias a la tecnología denominada DynaFlex. Los aditivos contienen moléculas reductoras de la fricción que actúan en los componentes por los que pasa la mezcla. Los productos Shell V-Power actuales han aumentado la cantidad de este aditivo hasta un 20 por ciento. Estos aditivos antifricción mejoran de por sí la limpieza a largo plazo (menos residuos), pero además Shell usa aditivos específicos para evitar la formación de carbonilla o cenizas en las partes más calientes del interior del motor, también bajo el paraguas de la denominación DynaFlex.

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