Desde que cambió ya hace unos años la reglamentación española de permisos de conducir, el carné de moto se saca en dos «fases». Cualquier persona mayor de 18 años puede sacarse el primero, que será el A2, y que permite conducir motos de hasta 35 kW (47’6 CV) de potencia. Después de al menos dos años de experiencia con el carné A2, es posible aspirar al carné A que ya no tiene limitación, si así lo deseamos pues para muchas personas puede ser suficiente con el A2. Para eso no hace falta pasar ningún examen pero sí una formación extra: tres horas de teoría y seis de prácticas, tras los cuales tendremos ya el permiso A sin limitación de potencia.

Debido a la creciente demanda, el mercado de motos «A2» (hasta 48 CV) ha crecido mucho y tenemos motos tan populares como las Benelli TRK 502 o la Leoncino 500 entre las más destacadas. Pero también hay otro mercado de motos para el A2: son aquellas cuya potencia se ha limitado, a partir de un modelo que no supere el doble de esos 35 kW (47’6 CV). Cuando alguien compra una de estas motos, limitada, y obtiene posteriormente su carné A, puede deslimitarla. Esto suele tener un coste (entre 300 y 500 euros) debido a las piezas necesarias (nueva centralita por ejemplo) y la gestión de legalización del cambio (ITV). Por ejemplo, la Benelli 752S puede estar limitada y pasaríamos a disponer de sus 77 CV «full power».
Más potencia, más cuidado
Aunque una moto con casi 48 CV ya es un vehículo rápido, al pasar a poder conducir motos sin límite de potencia conviene ser conscientes de que las prestaciones son mucho más elevadas. Motos del A2 (hasta 35 kW) las hay más y menos rápidas pero su capacidad de aceleración o velocidad máxima, si bien quedan muy por encima de los límites legales, no debe poner en apuros a nadie «sin querer», y por eso en su día se puso ese límite para un primer permiso de moto grande.

Pero pasar ya a esos casi 80 CV como es el caso de la Benelli 752S del ejemplo, cambia las cosas. No solo por su capacidad de alcanzar una velocidad punta que no esté solo por encima de los límites legales, sino más allá de los «penales» (la moto es capaz de superar los 200 km/h con holgura), sino por su facilidad de acelerar rápidamente. También, y a pesar de la electrónica que eventualmente pueda ayudarnos a evitar sustos (control de tracción), habrá que acelerar con más cuidado con la moto inclinada (curvas) sobre todo si el suelo está resbaladizo, frío o sucio. Con 48 CV podemos llevarnos algún susto en situaciones bastante límites, pero con más del doble de potencia el neumático trasero derrapará más fácilmente.

Si nos hemos acostumbrado, con una moto de 35 kW (A2), a estirar las marchas, descubriremos que con más motor eso no es necesario para alcanzar iguales o superiores velocidades. La mayor potencia no solo se traduce en ese máximo, sino en mayor empuje a cualquier régimen: en la Benelli 752s por ejemplo su bicilíndrico ofrece excelente par desde bajo régimen, más que suficiente para el uso habitual. Y si queremos más emociones, a partir de unas 6.000 revoluciones ese motor empuja con más fuerza y el escape suena más agresivo. Será bueno probar ese genio en algún momento de tráfico tranquilo, o mejor todavía apuntándose a alguna jornada de pruebas en circuito para explorar nuestros límites con la moto. En estos cursos podremos aprender mucho, y estar lejos de esos límites en tráfico abierto.