La Agrupación Motera Catalana (AMC) y la Unión Motera Internacional (IMU) convocaron una marcha de protesta el domingo día 2 de diciembre en Barcelona. El objetivo era el Ayuntamiento de la Ciudad, que en diferentes actos, declaraciones de sus responsables, campañas y decisiones legislativas de los últimos tiempos ha mostrado un carácter claramente “anti moto”. El resultado fue una caravana de unas 5.000 motos (3.000 según las cifras oficiales de la policía municipal).
Las motos se reunieron en la playa de la Mar Bella a mediodía para realizar un recorrido por la zona del litoral y hacia el centro de la ciudad. Estaba previsto recorrer desde la playa y por el litoral hasta Fórum, subir por Marina, siguiendo por Aragó y Pau Claris hasta acceder a Via Layetana y parar allí. A la altura de plaza del Angel se haría el homenaje a los motoristas fallecidos en accidente (dos de cada tres por culpa de otro vehículo, recordemos) y era el acto central de la manifestación, caravana aparte. Pero la poca colaboración de la policía municipal y la falta de previsión (coincidió otra manifestación en esa zona, de pocas personas) hizo desplazar este acto al Arc del Triomf. Esto, y la poca cobertura de la policía (que paró la caravana de motos en los semáforos en lugar de darle prioridad) rompió un poco el impacto de la manifestación… una nueva muestra del talante anti motero del Ayuntamiento de Barcelona y su policía.
El coordinador de IMU y organizador, Juan Carlos Toribio, acusó al gobierno del Ayuntamiento de “no plantear una visión amplia de las capacidades de la motocicleta. Los problemas de siniestralidad vial en motocicletas no se solucionan reduciendo su uso. El transporte público no está preparado para absorber toda la demanda, y tampoco las conexiones con el área metropolitana invitan a dejar la moto en casa”.