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Entrevista a Alicia Sornosa: «Soy una viajera 2.0»

Fotos: Alicia Sornosa
Alicia Sornosa, una periodista enamorada del motociclismo. Desde que comenzó su aventura alrededor del mundo en 2011 no se ha bajado de la moto ni tiene intención de hacerlo. Fiel seguidora a sus valores solidarios aprovecha cada viaje para desarrollar proyectos solidarios y ayudar a los demás. Con la publicación de su primera novela, disponible a partir de 6 de febrero, "360 grados una mujer, una moto y el mundo" comienza una nueva faceta.

– ¿Como empezó tu pasión por el mundo de la moto?

Soy periodista de motor, y con 20, 22 años corrí en coches en circuitos. Siempre he tenido moto, en el pueblo en que yo veraneaba tenía un Vespino, cuando estaba en Madrid conducía una scooter. Después me saque el carnet de 250 cc porque me fui a vivir a 20 km de Madrid y quería una moto para ir y venir. Desde que me saqué el carnet y siempre he ido en moto, siempre he estado utilizando la moto.

– ¿En qué momento te pico el gusanillo de recorrer el mundo con una moto?

El primer viaje que hice en moto fue con una Harley Davidson Sportster 883, Madrid – Andorra y vuelta. Luego, en 2011, surgió la posibilidad de empezar un viaje alrededor del mundo, tenía por la casualidad la moto más adecuada para eso, y me lancé a la aventura. A mí siempre me ha gustado mucho viajar, he viajado muchísimo, antes que en moto de mochilera y también en barco.

– ¿Cómo planificas tus rutas de viajes? ¿Cuánto tiempo necesitas para tramitar todo el tema de visados y permisos para poder hacer estos viajes?

La verdad es que con poco tiempo, yo creo que con tres meses te sobra tiempo. Lo difícil de una ruta es poner una fecha de salida. Hablo con muchísima gente que me dice quiero hacer un viaje alrededor del mundo y quiero saber los visados, y le preguntas ¿sabes qué día te vas? No, todavía no he puesto fecha, tengo que resolver. Con tres meses tienes de sobra, es el tiempo en que yo planifiqué mi viaje alrededor del mundo.

Te da tiempo a tramitar los permisos, las vacunas y los visados. Además, los visados de un viaje largo no te los puedes sacar todos a la vez, porque muchos no te los dan con fecha de entrada en el país, pero siempre puedes sacar los visados en las embajadas del país al que vas desde el país en el que te encuentras siempre y cuando no tenga las fronteras cerradas porque tenga un conflicto político o de algún tipo.

Encuentro con camellos en el desierto

– ¿Este tipo de rutas suelen tener un coste muy elevado, ¿cómo haces frente a todos los gastos que conllevan?

Consigo la financiación buscando patrocinadores, porque muchas veces las empresas no te dan dinero pero te dan un soporte técnico. Por ejemplo, cuando yo hice la vuelta al mundo Continental era mi patrocinador y me surtía los neumáticos que necesitaba. Touratech me dejó todo el equipamiento de la moto, no tuve que comprarlo. Entonces quitando poco a poco todos los gastos se cubre una parte bastante importante del viaje. Después intentar seguir trabajando, si se puede, durante el viaje, yo como periodista he seguido trabajando para otras empresas, enviándoles las crónicas del viaje y además, dando conferencias y charla. Luego con todos los ahorros que tenia, que me los fundí, y algunos patrocinios que conseguí que me dieran un poco de dinero, empresas pequeñas que te daban 1000, 2000 pero que con varias te da para salir.

La comida no es lo más caro, salvo en algunos países como Australia o Europa, pero en el resto es bastante barata y luego el tema de dormir. Yo he viajado siempre con tienda de campaña, hay países en los que no se puede acampar, como por ejemplo, los países asiáticos, pero es que el alojamiento es tan barato que te cuesta lo mismo que un camping en Australia o menos, un camping en Australia te costaba 25 $ y dormir en un hotel, en una habitación con wi-fi, sin más lujos, en India te puede costar 10 euros.

Con tres meses te sobra tiempo para planificar un viaje

– Después de recorrer tantos países, ¿Qué diferencias encontramos a la hora de conducir una moto por los distintos continentes?

Muchísimas, yo creo que Europa, Australia y Estados Unidos son los países que más seguridad ofrecen sus vías. Hay países de Asia en los que no hay normas de circulación, o si las hay no se cumplen como aquí. El más grande puede sobre el pequeño, y no tienen ese respeto ni por la vida ni por el vehículo de al lado, pero a todo te adaptas. Se trata de hacer lo que hacen los demás y moverte al mismo ritmo que el resto. Es cierto que luego llegas a España o Europa y hay muchas prohibiciones que te dan rabia pero no te queda más remedio que cumplirlas.

– ¿El país más conflictivo, en este sentido?

Creo que uno de los peores países para conducir es India, es un país que esta superpoblado, que hay un montón de tráfico rodado. Incluso en lo que ellos llaman autopistas, que tampoco lo son, hay perros, bicicletas, niños, camiones que van muy despacio, no utilizan las luces, a veces no sabes si vienen o van. Si vas por una autopista que tiene dos carriles de ida y dos de vuelta, y los carriles de ida están llenos de agujeros y destrozados, la gente coge y se cruza al otro lado. De repente ves un camión y no sabes si viene o va porque van muy despacio y no llevan luces y son muy parecidos por delante y por detrás y no los distingues. Además ellos no están acostumbrados a tu velocidad, entonces hay que estarse con mucho ojo, yo creo que es uno de los peores países.

Otro lugar muy complicado es toda la zona de centro América y México, porque no tienen muchas vías férreas, no hay muchos trenes que comuniquen bien, entonces las mercancías suelen ir por asfalto, en camiones trenes, de esos que llevan varios remolques, y es complicado adelantarles. No tienen tanta rapidez de frenado, o de esquivar, y hay que tener también mucho cuidado con ellos.

Alicia a su llegada a Alaska

– Has atravesado caminos de piedras, de tierra, carreteras en un estado no demasiado óptimo, ¿de qué eres más de tierra o de asfalto?

Me gusta más ir por tierra, me gusta más el campo, las pistas… pero es verdad que hay veces que en la tierra se circula mucho más despacio y es más difícil, más cansado, hay que ir en la moto de pie, cansa más que ir sentado y además tienes que ir haciendo más equilibrio, moviéndote más. Pero siempre es mucho más divertido y además yo estoy convencida que a los lugares que llegas por pistas de tierra no llegas por asfalto, siempre te encuentras con sitios todavía más escondidos, únicos como más especiales.

Soy más de tierra, pero sin complicación, que la Moyale Road, que es una carretera, que ahora ya tiene que estar asfaltada, entre la frontera de Etiopía y con Nairobi, son 300 y pico de kilómetros de tierra. Ha sido una de las carreras de todos los enduristas y de la gente que hace enduro radical, y yo ahí recorrí esa carretera, casi 200 kilómetros, antes de que se rompiera la moto, y fueron tres días para ese recorrido, de dolor de brazos, de llorera, era horrible. Ahí había de todo. Pero bueno me gusta más la tierra.

Me gusta más la tierra

– ¿Los viajes los sueles hacer sola o acompañada?

Depende, hay veces que me acompaña mi pareja y hay viajes que los hago sola como por ejemplo este último por México, en el que he estado sola dos días y el camino que he hecho por la baja, porque el resto de días me han estado acompañando gente que me ha venido a buscar de una región a otra, y no he podido estar sola, aunque yo viajaba sola.

En el fondo en la moto cada uno va solo, nadie maneja su moto más que él. Entonces si luego estás acompañada o no, es circunstancial, pero realmente el que maneja la moto eres tú.

– Viendo las aventuras a las que te has enfrentado y los países que has visitado, algunos con una reputación no demasiado buena, ¿te sientes más protegida si vas acompañada?

Hombre, a ver, yo por ejemplo este viaje que he hecho por México se han empeñado en acompañarme y a mí no me ha parecido en ningún momento que hubiera ninguna situación de peligro. Creo que también viajando en moto solo uno es bastante discreto y pasa desapercibido por muchos sitios, y si luego encima tienes un poco de cuidado de no viajar de noche, de llegar a las ciudades donde vas a dormir sobre las 5 o 6 de la tarde, y levantarte temprano y salir de viaje a las 7 u 8 de la mañana pues no tienes que tener problema de ningún tipo.

Y está claro, tener un poco de sentido común, si estás viendo que hay una carretera, que hay un bloqueo, que te están diciendo que hay problemas, pues procurar evitarlo en la medida que sea posible.

Pero bueno sí, te sientes mejor cuando vas acompañado sobre todo para mí, cuando voy por tierra, porque por asfalto me muevo mucho mejor, y es más complicado meterse por sitios aislados, más que nada porque te puedes tirar 20 horas en lo que viene alguien sin agua y sin abrigo.

portada libro Alicia Sornosa.jpg

– ¿Para no perderte ¿eres más de mapa de papel o de GPS?

100 por 100 GPS. Soy una viajera 2.0, los únicos mapas que tengo, son un mapa de Bolivia que no tengo ni abierto, y los dos mapas que he comprado esta última vez para la baja california, porque hay muchas zonas de pista que quería conocer, y creo que son los dos únicos mapas que tengo de todo el mundo.

Llevo un Tom-Tom Rider que tiene mapas de todo el mundo y no necesito el papel, a parte que me resulta muy incomodo.

– La preparación del equipaje para este tipo de viajes tiene que estar muy pensado para que no falte de nada ¿Qué es lo que nunca falta en tu maleta?

Voy a romper un mito, no hace pensar muy, muy, muy bien el equipaje, puedes comprar de todo en cualquier parte del mundo en cualquier momento, desde una zapatilla a ropa interior, camisetas, jersey, lo que necesites.

Lo que hay que intentar es no llevar demasiado equipaje, llevar el justo, y para mí el justo es la ropa de la moto que vas a llevar la mayoría del tiempo en un viaje, porque estás las 6, 8, 10 horas que andes en moto con ese traje. Luego yo suelo llevar unos pantalones, un pareo, camisetas y un bañador. Y no llevo más, porque al final te das cuenta que te pones los vaqueros cuando llegas con tiempo a alguna ciudad o cuando vas a pasar varios días en un mismo sitio, si no, llegas a las 6 de la tarde con la ropa de la moto, te metes en la ducha y lo que quieres es irte a cenar y meterte en la cama.

También depende de qué tipo de moto lleves y como vaya de carga, cuantas cajas tenga. Yo ahora con la Ducati Scambler tiene muy poca capacidad de carga, tiene unas maletas muy pequeñas pero me apaño perfectamente.

No hace pensar muy, muy, muy bien el equipaje, puedes comprar de todo en cualquier parte del mundo

– Has sido la primera mujer europea en dar la vuelta al mundo del tirón, ¿qué se siente?

Por un lado no te das cuenta de lo que has hecho hasta que la gente no te llega a contar cosas. Por un lado es un orgullo haber podido ser la primera en algo, y por otro lado, es una responsabilidad muy grande, porque tienes que cuidar mucho todo lo que haces, a mi no me pueden poner una multa porque se me cae la cara de vergüenza (risas). Entonces tengo que tener mucho cuidado y comportarme muy, muy bien, porque al final eres un ejemplo y tienes que estar alerta.

Es duro pero es muy bonito, a mi me encanta cuando me encuentro con hombres y mujeres, y me dicen “oohh, gracias a lo que hiciste me animé yo a hacer un viaje”, o muchas chicas que dicen “yo no me atrevía con las motos, pero luego te he visto a ti, que además eres tan pequeñaja que vas con esa moto que ya puedo yo también”.

– Por desgracia hay muchos países en el que las mujeres sufrimos una gran discriminación, ¿te has sentido incómoda en algún lugar?

Sí, me sentí muy incómoda en Egipto. Los hombres se comportaron con muy mala educación, no hablaban directamente conmigo, siempre hablaban conmigo a través de alguien, te intentaban tocar el cuello… Y además fue un país en el que no vi nada, me encontré con dos mujeres que trabajaban en una farmacia tapadas hasta con guantes, y es un país que me desagrado muchísimo. No me sentí a gusto, como mujer me parece que no nos trataban bien.

En el resto de países nunca he tenido ningún problema, es verdad que llama la atención una mujer en moto, porque desgraciadamente no es lo normal, y bueno también eso es un punto a mi favor, porque que haya rodando menos mujeres ha servido para que me trataran genial, con un cariño y con un respeto excepcional. Me he encontrado con unos hombres maravillosos, con mujeres estupendas, en realidad me he encontrado con motoristas estupendos. En el resto de países me he encontrado con gente que le gusta la moto, que respetan a los pilotos, sin hacer distinción de sexos.

Alicia en la plantaciones de té kerala en la India

– Recorriendo miles de kilómetros, supongo que no todo ha ido de cara siempre, ¿cuáles han sido los momentos más duros que has atravesado?

Pues yo he tenido varios momentos complicados durante el viaje. Creo que uno fue el de tomar la decisión de viajar sola, porque no era lo que yo tenía pensado, no era lo que había preparado, y bueno fue una decisión que tuve que tomar y que luego di en el clavo.

Otro de los momentos más duros fue cuando tuve un accidente en Chile, en San Pedro de Atacama. Iba detrás de un amigo, con una KTM, me estaba enseñando a ir por arena, iba muy deprisa por una de las pistas, que las ha recorrido el Dakar, y ahí existe también el famoso fes-fes, que es como un montículo de arena que parece que es arena pero es polvo y se incrusta la moto dentro. Se quedó parada, salí volando por delante y me cayó la moto encima del pie izquierdo y tuve un esguince muy gordo. Estuve casi un mes sin poder coger la moto. Fueron momentos muy duros porque yo quería continuar mi viaje, pero no podía, cada semana me ponía la bota e intentaba montar pero en cuanto ponía el peso sobre el pie veía las estrellas, y otra vez a esperar. Por otro lado fue bueno porque me dio tiempo para pensar, reflexionar, que es lo que había hecho hasta el momento, pero fue un momento duro.

En 2015, cuando quise cruzar de Mongolia a Rusia por una de las fronteras del norte, que me tuvieron cuatro días retenida, porque llevaba la moto de un amigo con matricula mongola y no le dejaban pasar. Fueron cuatro días muy chungos, en una frontera miserable, en un hotel que no tenía ni duchas, ni baño, un sitio espantoso.

Y luego en Japón cuando quise regresar, habían pasado dos tifones, iba a volver en avión con la moto pero se acumuló mucho material que tenían que sacar de la isla y el precio de mi moto pasó de 1.500 euros a 4.000. Fue un momento también de tensión, porque no tenía ese dinero y no sabía de qué manera lo iba a hacer. Al final son cosas que se quedan en anécdotas, que superas y te enriquecen mucho más y que para la próxima ya sabes cómo lo tienes que pasar para que sea menos malo.

Me sentí muy incómoda en Egipto. Los hombres se comportaron con muy mala educación, no hablaban directamente conmigo

– ¿A nivel mecánico has tenido algún problema?

Con la Ducati Scrambler no he tenido ningún problema. Debo llevar con ella unos 15.000 o 20.000 kilómetros, y la verdad es que la moto va estupendamente. Y con la BMW he tenido problemas de desgastes, una cadena gastada que se sale, tuve un problema con el depósito de gasolina que después del paso por Asia a Estados Unidos se llenó de arena y los inyectores fallaban, y me lo arreglaron en México. Y luego en la Ruta 40 Sur, antes de llegar a Ushuaia, quemé el embrague en una carretera que estaba de barro hasta arriba, y se iba acumulando en la rueda delantera hasta que se bloqueaba y vas quemando embrague sin darte cuenta hasta que se achicharró. Pero vamos que no fue un problema mecánico de la moto, fue un problema mío del tipo de conducción.

– Todos tus viajes tienen un matiz solidario, de ayuda a los demás, ha visitado hospitales oncológicos, casas de acogida e incluso cárceles, ¿En qué momento decidiste que los viajes tuvieran un valor social?

Esto empieza después de hacer vuelta al mundo, cuando llego a México. Bueno primero me piden desde Perú que si voy a llegar durante la época navideña si puedo llevar algo que ellos puedan subastar para comprar mantas y juguetes a unos niños de un pueblo. Entonces yo, como había regresado una semana a España, para dar una charla en la BMW Riders me llevé un casco desde aquí para esta donación. Y ahí empiezo a darme cuenta de la importancia que tiene lo que estoy haciendo, la visibilidad que está teniendo, que puedo hacer más cosas que simplemente limitarme a contar un viaje.

Y cuando llego a México me piden que visite un Hospital oncológico y yo estoy ahí poniendo un vídeo a los niños de los viajes, y me doy cuenta de que los padres durante ese tiempo que dura el vídeo y están los niños entretenidos respiran y desconectan. Y digo ostras, simplemente con poner un vídeo y hablar de los viajes he conseguido que gente que está muy agobiada y pasándolo muy mal por una enfermedad de un niño se relajen y desconecten durante un ratito.

Entonces a partir de esos momentos decido que siempre que surja la oportunidad voy a hacer algo. Y bueno reuniéndome con un grupo de motoristas en Perú, conocí a la mujer de uno de ellos que trabajaba en una ONG de mujeres maltratadas y me ofrecí para ir y estuve charlando con ellas y fue estupendo. Y otra vez me ocurrió lo mismo me di cuenta de que lo que estaba haciendo podía servir para algo más que para llenar una revista con un reportaje y unas fotos muy chulas. Y te sientes tan bien después de hacer eso y te das cuenta que sirve, que se convierte como un vicio que lo tienes que hacer siempre.

Ahí es cuando decido que todos los viajes que haga, siempre que pueda, voy a llamar la atención sobre alguna causa del país en el que este y si puedo y me da tiempo a organizarlo, pues hasta recaudaré fondos, como ya he hecho en el viaje de España a Japón, que recaude fondos para unas niñas de Ulán Bator, para una ONG. En el viaje por toda la India y Nepal, pues igual, que además de recaudar fondos para dos ONGs, que llegamos a 6.000 euros, es un viaje de cero emisiones. Ahora en marzo vamos a replantar unas tierras que se quemaron en Guadalajara con los arboles que se ha calculado que son necesarios para eliminar esa huella emisión de CO2 que ha dejado mi viaje. Y además, es muy bonito porque cada mecenas que puso dinero para estas ONGs puede venir a plantar su árbol y tiene las coordenadas de este árbol para que lo pueda ver crecer desde el Google Earth.

Este año tengo pensado ir a Etiopía a llevar dinero para construir unos pozos de agua, y estoy haciendo una pequeña exposición fotográfica, que me va a acompañar en cada presentación del libro, y son unas fotos que se venderán al que las quiera comprar por lo que quiera pagarlas, y ese dinero irá para esta ONG de los pozos.

Alicia a lomos de su Scrambler atascada sobre duna arena

– Has recorrido un gran número de países de los cinco continentes, es una difícil elección pero ¿con qué lugar de todos ellos te quedas?

Es muy difícil porque no me quedaría con un lugar, me quedaría con un lugar que me inventaría con trocitos de muchos lugares. Me quedaría con las carretera austral de Chile, con los lagos y los bosques de Canadá, con los colores de Asia, la gastronomía de Perú, con las playas de Australia para rodas por ellas, me quedaría con eso, con un poquito de cada país que tiene lugares mágicos y me montaría un paraíso.

– Después de visitar tantísimos lugares ¿con que te has quedado con ganas de conocer?

Siempre me parece que el tiempo es poquísimo, siempre me parece que me voy antes de tiempo, que me quedan un montón de cosas por hacer y por ver. Todavía no he vuelto de ningún país que diga ya me lo sé.

Y para el futuro, ¿Qué planes tienes? ¿Algún próximo viaje en mente que nos pudieras adelantar?

Para empezar tengo que promocionar la novela, porque quiero que se venda y quiero que la gente la lea. No es un libro de viajes, es una novela que absorbe mucho de mis viajes porque creo que para recrear todo el ambiente y los personajes he tenido que tirar de mis experiencias, pero es una novela, es ficción. Este es mi primer objetivo para este año.

Y después este año también viajaré a las Islas Azores, a conocerlas y a rodar en moto, que creo que es un paraíso para la moto. Y mi viaje gordo, aunque he organizado dos viajes a Marruecos para ir con gente y otro por la india, pues mi gran viaje para este 2017 espero que sea Etiopía. Tengo muchas ganas de regresar, pensaba haber regresado el año pasado pero no pudo ser, así que espero poder hacerlo este, y poder recaudar fondos para poder construir unos pozos de agua, además creo que es un país tan distinto al resto de países de África, que hay tantas historias que contar, que quiero que la gente lo conozca.

La novela refleja cómo ha sido mi viaje en moto, pero también tiene un montón de otras cosas de otros viajes y otra gente

– Respecto al libro ¿te ha costado mucho transformar tus experiencias a la novela?

Sí, me ha costado muchísimo, llevo dos años escribiendo este libro, bueno en realidad más, pero bueno dos años desde que ya decido que es una novela y un último empujón de un año en el que me pongo junto a una amiga mía que es escritora, Clara Peñalver, a hilarlo y unirlo para darle forma.

Me ha costado muchísimo, para mí ha sido el trabajo más duro de todos. Yo soy periodista, estoy acostumbrada a escribir, pero no es lo mismo escribir una crónica de un viaje o un relato corto, que escribirse 300 y pico páginas que estén hiladas, que tengan sentido y que tengan un principio y un final.

Esta novela refleja como ha sido mi viaje en moto, pero también tiene un montón de cosas de otros viajes y de otras personas. Luego cuando ya tienes el personaje más o menos encauzado, el mismo personaje, te pide lo que le tiene que pasar, y eso es lo que yo he intentado hacer.

– Ahora que ya tienes el primero ¿te animas a seguir escribiendo?

Tengo ya empezado el segundo, porque en realidad iba a ser parte del primero pero era muy largo. Entonces está ahí, pero este año me lo tomo de descanso de escribir, aunque en alguno de los viajes que haga que es cuando más tiempo tengo y cuando más tranquila estoy aprovecharé para continuar escribiendo. Pero bueno por ahora hay que guardar una cuarentena y volverse a poner, y si van bien las cosas y la gente responde bien y le gusta cómo escribo, pues continuaremos.

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