Ciertamente, y por decirlo del modo menos gravoso posible, los italianos han cargado en notables casos, a lo largo de la historia del deporte, con una de las imĆ”genes menos limpias. Tradicionalmente se decĆa, por ejemplo, que si no se llegaba con mĆ”s de diez puntos de ventaja a los Ćŗltimos tres minutos de un partido de baloncesto contra un equipo italiano, se perderĆa seguro, porque los Ć”rbitros terminarĆan apabullados con las tretas y los subterfugios del rival.
Y ya ciƱƩndonos a nuestra pasiĆ³n por las dos ruedas, no hace falta recordar la Ćŗltima jugarreta de un piloto italiano sobre la pista: Precisamente a raĆz de ella, le tocĆ³ a un servidor elaborar un especial para recopilar algunas de las escaramuzas y suciedades sufridas por el motociclismo a lo largo de su historia reciente. Y sĆ, efectivamente, mĆ”s de una de ellas habĆa sido ejecutada por un piloto transalpino.
Pero por otro lado, tambiĆ©n son tan dignas de destacar, o mĆ”s si cabe, las notas de caballerosidad protagonizadas por algĆŗn piloto italiano o por algĆŗn personaje de aquel paĆs que, de una forma competitiva, participe en las carreras. MĆ”s aun, desde luego, si se trata de celebridades y campeones que sirven como representantes a propios y extraƱos de la caballerosidad italiana. Le vienen a un servidor a la memoria los ejemplos del campeonĆsimo Agostini o del expiloto, y team manager en la actualidad, Lucio Chechinello. Hay mĆ”s, sin duda, y ruego al lector que me disculpe, mĆ”s aun si es italiano, por no reflejarlos en esta modesta columna.
Ha sido ahora el seƱor Gigi DallĀ“Igna, y digo āseƱorā exactamente porque es la imagen que transmite: La de todo un SeƱorā¦, el seƱor Gigi DallĀ“Igna, decĆa, muestra permanente de la discreciĆ³n sobre el trabajo mĆ”s abnegado y entregado, protagonizĆ³ el pasado domingo un detalle mĆ”s que digno de menciĆ³n, un detalle que merece resaltarse y que distingue a los Grandes Caballeros del Deporte.
Apenas habĆa transcurrido vuelta y media desde que nuestro protagonista sufriera la gran desilusiĆ³n de las Ćŗltimas semanas con la caĆda inesperada de su piloto, Marc MĆ”rquez cruzaba la lĆnea de meta, logrando asĆ su sĆ©ptimo tĆtulo mundial. El seƱor DallĀ“Igna se levantĆ³ entonces, casi catapultado por un resorte, de ese asiento en el que sufre mĆ”s que un entrenador de fĆŗtbol, y se dirigiĆ³ con paso firme y buena zancada hacia la franja del muro que quedaba justo enfrente del box de sus rivales.
AllĆ fue el primero en felicitar, uno a uno, a los miembros del equipo Honda, que le devolvĆan el gesto, algunos, con un abrazo sentido en medio de su euforia. Hasta ahĆ algo de recibo, algo natural y un gesto regido por los cĆ”nones tĆ”citos del deporte. Sin embargo el detalle mĆ”s significativo de este visaje se subraya en que el seƱor DallĀ“Igna se dirigĆa a sus implacables rivales con una mirada que nada tenĆa que ver con la obligaciĆ³n de un acto protocolario, tĆ”cito o no tĆ”cito. Muy al contrario, los ojos del italiano transmitĆan una sinceridad que se veĆa motivada, lo mismo que su gesto, por un impulso que seguramente emergĆa de su interior, desde alguno de esos elevados principios que rigen las acciones y encauzan las emociones de todo gran deportista. En medio de la decepciĆ³n y bajo el peso de la resignaciĆ³n, el reconocimiento sincero al vencedor ha representado siempre la grandeza del deporte; y si es profundamente sincera, Ā”para quĆ© mĆ”s!
Tal vez algĆŗn lector quiera ver ahora la actitud y el gesto del seƱor DallĀ“Igna como la excepciĆ³n que confirma una regla poco limpia en los deportistas italianos. No serĆ” un servidor quien le contradiga, pero sĆ quisiera llamar la atenciĆ³n y aplaudir lo positivo de esta circunstancia, animando tambiĆ©n al aplauso de ese lector, para que al final sea lo Ćŗnico que veamos en el motociclismo, cegando con su resplandor las situaciones sucias y oscuras que alguna que otra vez, por desgracia, toman todo el protagonismo para ensombrecer este bendito deporte.
MĆ”rquez fue el ganador, el gran campeĆ³n; pero el equipo Ducati, el equipo italiano, tambiĆ©n ganĆ³ el pasado domingo en la dignidad y en la deportividad representadas por su director tĆ©cnico, seguro que en nombre de toda la squadra boloƱesa.
Enhorabuena, seƱor DallĀ“Igna.