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El naranja está de moda

¿Una moto para todos?
Fotos: MotoGP
Ahora que ya han pasado cinco Grandes Premios de esta atípica temporada podemos empezar a darnos cuenta de la tendencia que domina. La combinación naranja-azul parece ir bien con todo, el azul-negro depende de la ocasión como el rojo, pero el naranja-rojo no pega con nada…

Aunque parecía que la combinación que se iba a llevar este año era el naranja mezclado con rojo y blanco la realidad dio un golpe de timón y con la caída de Marc Márquez y su lesión en Jerez vimos cómo estas previsiones habían cambiado y mucho. De repente esa Honda imbatible en manos del ocho veces Campeón del Mundo se reveló como lo que es, una máquina que no perdona, que no es fácil de llevar, que es crítica, que ha retirado a dos talentos como Pedrosa y Lorenzo. En resumen, estamos ante una de las motos menos competitivas de la parrilla en lo que a términos generales se refiere y es que, como ya he comentado en otras ocasiones, sin Marc HRC estaría en la más absoluta de las miserias. Esto es lo que sucede cuando tienes a un monstruo como Márquez subido, que a base de talento y valentía le busca la vuelta a una moto inconductible y mientras gana te lleva al camino que siguió Ducati con Stoner, al de una máquina capaz de ganar solo con un piloto. La prueba es que sin Marc y con un Crutchlow tocado no ha habido ni un solo podio y el mejor puesto es el cuarto de Nakagami en el GP de Andalucía.

Así pues cambiamos el naranja-blanco-rojo por el azul-negro de Yamaha. Después de varios años de penalidades parecía que sin Marc iba a ser su año, que sus colores serían los que iban a relucir sin paliativos. Fabio Quartararo y Maverick Viñales son los “primeros espadas” de la marca de los diapasones cruzados, pero solo han brillado en Jerez. Desde entonces empezaron los problemas con las válvulas de alguno de sus motores, la gestión del freno motor, problemas para parar la moto… en resumen arrancó una debacle que ha llevado a Yamaha a pasar de sumar 56 puntos en el GP de España a 11 en el GP de Styria sin ningún piloto en el top5. Eso sí, antes de ello llego el punto álgido del GP de Andalucía con el triplete (Quartararo, Viñales y Rossi) y una atenuada caída en Brno (42 puntos y podio de Morbidelli). Lo que está claro ahora es que ni las Yamaha van tan bien ni sus pilotos son capaces de salvar los muebles cuando la cosa se complica. De hecho la sensación hasta la fecha es que tanto Maverick como Quartararo se han desinflado un poco tras Jerez y no son los claros referentes del campeonato. Antes las Yamaha M1 eran las mejores motos de la parrilla, iban sobre raíles no daban problemas, ganaban carreras y campeonatos, pero desde que se fue Lorenzo todo parece más complicado.  

Yamaha empezó con fuerza, pero los problemas están lastrando sus posibilidades

Entonces ¿el color de moda es el rojo? Pues parece que tampoco. A priori Ducati y especialmente Dovizioso tienen ante sí la gran oportunidad tras tres subcampeonato seguidos. Al fin y al cabo si no está el piloto que te ha batido las anteriores temporadas serás tú el primero en el que pensará la gente ¿no? El caso es que Dovi no parece estar muy fino en este arranque y quitando la primera carrera en Austria se le ve casi sin ganas y eso que las Ducati no van mal. Miller y Bagnaia (hasta su lesión), han estado delante continuamente y de hecho Jack es ahora mismo tercero de la general a 14 puntos de Quartararo. Aun así Andrea está segundo a tres y parece que su regularidad vuelve a ser su punto fuerte, fallando menos que los demás y minimizando sus malos días. Aun así se me antoja poco para un piloto que aspira a ser campeón un tercero y una victoria como mejor resultado en 5 GP. No sé, llámame raro.

Luego tenemos el azul y gris, cómo olvidar el azul y gris. Es una de las motos más equilibradas de parrilla y, probablemente, la que mejor vaya en curva. Las Suzuki tienen mucho potencial y la muestra es el papel que está haciendo Joan Mir y también cómo está yendo Alex Rins a pesar de haberse hecho tanto daño en Jerez. Sin embargo falta algo, quizás que Joan termine de eclosionar y Rins de recuperarse, pero quizás cuando eso suceda el tren del título haya partido. Es probable que veamos a las motos de Hamamatsu liderar carreras para terminar ganándolas, pero aún les falta ese punto de suerte, gestión, habilidad… para lograr hacerlo. No es fácil ganar en MotoGP y menos aún el título, sería una celebración perfecta en el centenario de la marca, y lo veo difícil.  

Suzuki asoma la cabeza, pero le falta regularidad

Sin embargo lo que se lleva ahora es el naranja, el naranja KTM. Desde que arrancó la temporada en Jerez ya vimos que Brad Binder (un novato en la categoría) era capaz de ir rápido con la moto. Los errores le privaron de un gran resultado en el trazado jerezano, pero se rehízo y en Brno dio una lección magistral dando a KTM su primera victoria en MotoGP. Todos miramos entonces a Austria, en casa, circuito de pruebas propiedad de su principal patrocinador… KTM tenía que brillar. Las vueltas y vueltas de Dani Pedrosa han conseguido hacer de la R16 una moto competitiva, por ese motivo le ficharon los austriacos y en un año ha pasado de ser la moto que nadie quería a ser capaz de ganar carreras en seco y conseguir que tres de sus cuatro pilotos suban al podio en este arranque. Sin duda la historia de KTM está siendo la de esa marca pequeña (muy vitaminada por la bebida energética) que es capaz de derrotar en su terreno a los grandes gigantes japoneses y toda su experiencia en la máxima categoría. Eso sí, lo que han demostrado los austriacos es una máxima que parece que se ha olvidado en MotoGP y que cuando lo intentó transmitir Dall’Igna le dieron palos por todos los lados y es que para una marca lo mejor es no depender de un piloto. Es decir, hacer una moto con la que todos tus pilotos pueden ganar independientemente de su estilo es sinónimo de un trabajo bien hecho. 

Estoy convencido que con esta moto Zarco también podría ir rápido, algo que no consiguió con el modelo anterior y también estoy seguro que Iker Lecuona seguirá creciendo para estar cada vez más cerca de los mejores. Al fin y al cabo el valenciano también es “novato” y tras tres carreras sin acabar ha logrado meterse dos veces en el “top10” en Austria. Por supuesto me gustaría ver a Pedrosa haciendo un wild-card en alguno de «sus circuitos». Pero lo que tengo claro es que al final, una vez más, se pone de manifiesto que el motociclismo es un deporte de equipo con una cabeza visible y que los “yo” no funcionan si no hay un “nosotros” por detrás. Cuanto menos ego y más compromiso colectivo más rápida será la evolución.  

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