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El desastre energético chino preparado para arrasar la industria de la moto

Los apagones eléctricos afectan a gran parte del país
Fotos: Marcas
El mundo global no es tanto como podía parecer a la vista de lo que está sucediendo en los últimos meses y que podría agravarse en los siguientes. China, suministradora de gran cantidad de productos, podría poner en jaque al sector de la moto (entre muchos otros).

La teoría de un mundo globalizado. Cuando comenzó a hablarse de ello a la gran masa hace ya casi 30 años, era la de una interconexión en la que todos los países se unían para llevar a la humanidad al siguiente nivel. La realidad, sin embargo, está siendo bien distinta y lo que se ha hecho durante todo este tiempo ha sido desindustrializar los países occidentales, para llevar la producción a los países asiáticos y, especialmente, a China. Así pues la globalización ha pasado a ser una dependencia brutal de las antiguas potencias económicas con el gigante asiático.

Pero en los últimos tiempos China, que ha crecido económicamente a un ritmo sostenido durante las últimas décadas, se está viendo asolada por un crecimiento excesivo de sus necesidades generales para poder producir que está llevando a drásticas medidas a un gobierno que, pues recordemos que sigue siendo una dictadura. La denominada crisis de los microchips (en realidad una crisis de los materiales semiconductores) parece ser un pequeño contratiempo teniendo en cuenta el resto de situaciones que está viviendo el país. 

Desde hace varios meses el mercado global vive una gran agitación, pues la demanda de este material hizo que los proveedores se decantaran por suministrar a quienes pagaban más y dejar de lado a toda la industria de la automoción. Básicamente el mercado marcaba quién recibía o no el material. Esto ya afectó a muchas marcas de motos (y coches) que dejaron de recibir componentes en una situación que los expertos esperan que no se normalice hasta 2022.

Nueva fábrica Kymco China

Pero ahora China se enfrenta a un nuevo problema, más allá del COVID-19 y sus restrictivas medidas que han llevado incluso a paralizar puertos de primer nivel con los problemas que eso conlleva, y es que no hay luz. El suministro eléctrico del país que más depende de la energía eléctrica está viéndose afectado por los cortes. 

Por un lado, según los informes, la demanda de luz por parte de la industria ha crecido para hacer frente, a su vez, a la demanda de productos que han llegado como avalancha al ir dejando atrás la pandemia. Los datos indican que la producción industrial de valor añadido ha crecido un 13,1% interanual en los primeros ocho meses del año, la demanda eléctrica lo hizo un 13,8% pero la producción únicamente un 4,4%. Con estas cifras, obviamente, hay un déficit productivo que ha llevado a tener que racionar la luz, produciéndose cortes eléctricos por todo el país tanto a nivel industrial como personal. 

Por si esto fuera poco, por parte del estado chino se está llevando un esfuerzo para reducir el consumo eléctrico y con ello conseguir cumplir los acuerdos sobre emisiones de CO2, ya que se comprometieron a recortar un 3% sus emisiones en 2021. Recordemos que la mayor parte de la energía en el país, un 67%, proviene de la quema de carbón. A esto hay que sumarle que además el precio del combustible fósil que además procede de Australia en su mayoría, ha subido su precio un 233%. En resumen una tormenta perfecta que está poniendo contra las cuerdas a la segunda potencia económica mundial.

Industrias parcial o totalmente cerradas, limitación del uso de calefacciones y aires acondicionados, ciudades sin suministros eléctricos o de calefacción (incluso las situadas más al noroeste con temperaturas ya bajo cero), y hasta cortes eléctricos en los semáforos de algunas ciudades son sólo un reflejo de una crisis sin precedentes que afectará sin duda al sector de la moto, aunque sin saber aún las consecuencias en cuanto a retrasos. 

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