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Decisiones ilógicas de los Ayuntamientos en Seguridad Vial

Los responsables "irresponsables"
Fotos: SMN
Barcelona ha tomado la decisión de instalar bancos de hormigón en la calzada. Está claro que el responsable al cargo de esta decisión no hace honor al cargo al incluir elementos que pueden provocar lesiones muy graves e incluso la muerte.

A veces uno se pregunta si las personas encargadas de buscar soluciones en materia de movilidad, realmente son conscientes de las decisiones que toman. Son, según su cargo, responsables del área de movilidad pero a la hora de la verdad, sus decisiones parecen más sacadas del cargo de irresponsabilidad.

Hemos visto calles con 24 pasos de peatones en menos de 500 metros, o pasos de peatones de 40 metros de largo en curva, que más bien parece una prueba de aquel antiguo programa de «Qué Apostamos» que una solución. Ahora se vuelve a desatar la polémica (con razón) en Barcelona, donde se ha aumentado el espacio para los peatones de la calle de Consell de Cent, pero han usado bancos de cemento para separar a los viandantes del tráfico.

En el propio vídeo ya explican la peligrosidad a la hora de que un motorista se vaya al suelo y su cuerpo acabe golpeando contra uno de estos bancos. No es necesario ir a mucha velocidad, a 30 o 40 km/h ya deslizas suficientes metros al caerte. Pero tampoco hace falta ir muy allá. Un despiste que te desplace lateralmente puede hacerte mucho daño en una pierna. La solución de pulir la esquina o poner reflectantes no los hacen más blandos cuando te golpeas con ellos.

No es la única barbaridad vista en los últimos días, también han ampliado la calzada en otras zonas pegadas al carril bus, pero sin separación física. Esto quiere decir que aumenta enormemente la posibilidad de atropellos o que por ejemplo, un retrovisor del autobús golpee la cabeza de alguien.

A la hora de realizar modificaciones en materia de reordenamiento de tráfico, siempre hay que tener en cuenta a todos los usuarios que puedan verse afectados. Ampliar el sitio para los peatones es una buena solución, pero no a costa de poner en peligro por ejemplo a los motoristas.

¿Las decisiones las toma una sola persona? ¿No hay un consenso o varias personas reunidas que puedan ver todos los pros y contras a la hora de hacer algo así? ¿Surgen de una idea feliz o después de una noche de cerveza?

Luego ocurre lo de siempre: alguien se hace daño, denuncia al Ayuntamiento, gana el juicio y además de tener que pagar una indemnización a esa persona, deben quitarlos a toda prisa con lo que han generado un triple gasto de dinero: ponerlos cuando no era la mejor solución, la indemnización y quitarlos.

Pensemos con la cabeza, solamente un poco. Valoremos los riesgos para todos los usuarios de la vía y tomemos la decisión que mejor se adapte a todos. Taparse la cabeza con la manta y dejar los pies al aire no sirve de mucho.

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