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Conmociones cerebrales en MotoGP: un asunto demasiado serio

A diferencia de otros deportes, MotoGP no limita el número de conmociones
Fotos: MotoGP
Desde hace tiempo se sabe que las conmociones cerebrales repetidas pueden generar lesiones permanentes. Algunos deportes limitan este número de conmociones antes de retirar la licencia, pero en MotoGP ni en el motociclismo en general existe este tipo de limitaciones.

En las carreras de motos estamos acostumbrados a la épica. Al ser humano luchando contra la máquina, contra sus límites, contra la pista, contra su instinto de supervivencia, contra otros pilotos y, también, contra las lesiones. Desde que las carreras son carreras se ha asociado el hecho de que el motociclismo es peligroso y se producen lesiones, que ponen a prueba la capacidad de superación de los pilotos para estar encima de la moto lo antes posible. Durante muchos años se decía que “los pilotos estaban hechos de otra pasta”, cuando la realidad es que se aceleraban los procesos de recuperación al límite y muchas veces sin los márgenes suficientes para que el cuerpo se recuperase. Solamente la suerte, de quien la tenía, evitaba la recaída de la lesión agravando las consecuencias. El ejemplo de Marc Márquez en 2020 y todo lo que está pasando por una incorrecta valoración de la lesión, y los plazos de recuperación es el más reciente y claro que tenemos.

Pero hay un punto de las caídas que no se valora prácticamente porque no implica una fractura, una quemadura, una luxación… y es el de las conmociones cerebrales. Desde hace ya mucho tiempo se sabe lo perjudiciales que son. De hecho, en función de los países en los que se corre, una conmoción cerebral implica que se acabó el fin de semana de competición. Sin embargo, esto no está sucediendo en MotoGP en la actualidad, y se está viendo como pilotos sufren conmociones cerebrales y sin exámenes en profundidad vuelven a la pista solo unas horas después.

En este sentido hemos visto recientemente el caso de Álex Márquez durante el pasado GP de Catalunya, donde el parte médico desvelaba tras su fuerte caída que el leridano sufría “una pequeña conmoción cerebral”. Aun así obtuvo el visto bueno para salir a pista en el warm up y, posteriormente, a carrera. Unos meses atrás, en la pretemporada, fue Raúl Fernández quien sufrió una violenta caída en Indonesia (con conmoción cerebral incluida e incluso con un derrame visible en la cara), el que salió a pista al día siguiente. Raúl no tuvo tanta suerte y tuvo problemas de apreciación de velocidad que le llevaron a una caída sin mayores consecuencias, tras la cual decidió no volver a salir a pista.

Después de las caídas con conmoción cerebral los pilotos pueden, habitualmente, volver a la moto

Y estos son solamente dos ejemplos recientes en la categoría reina, pero prácticamente cada fin de semana hay pilotos que sufren conmociones cerebrales y salen a pista como si nada. Más allá de la conveniencia o no de salir, no existe un protocolo médico que implique que tras varias conmociones cerebrales se debe poner punto y final a la carrera deportiva. Puede que suene muy duro, pero hay deportes como el fútbol americano donde la NFL que tienen bastante controlado el asunto, y en los que con la mínima sospecha de conmoción cerebral los jugadores se quedan fuera del partido, y no pueden volver a jugar hasta que un completo examen médico revela que no la ha habido. En caso de que sí la haya, puede que incluso se haya terminado la temporada, pues ha de superar un proceso de cinco pasos para volver a jugar. Incluso hay situaciones más complicadas o en la que se repiten las conmociones en las que la carrera deportiva, simplemente, llega a su fin antes de tiempo.

El motociclismo no es un deporte de contacto y eso implica que las conmociones cerebrales son consecuencia de un accidente, y no parte habitual del deporte como sucede en la NFL. Pero sí forman parte habitual y no parece que se estén tomando en serio las consecuencias a largo plazo. Los estudios demuestran que las lesiones neurodegenerativas están más extendidas entre los jugadores de la NFL que en una persona “normal”, y en el caso de los pilotos que reciban habitualmente este tipo de golpes no tendría por qué ser diferente. La cuestión es que no hay actualmente un sistema que vele por evitar estos problemas en el motociclismo en general, y situaciones como las de Sam Jeremy Smith deben ponernos en alerta.

Smith era un piloto neozelandés de motos que no llegó al mundial, pero sí tuvo una carrera deportiva en su país natal. Después de varios accidentes con conmociones cerebrales cambió significativamente su personalidad, por lo que terminó por acudir a un especialista. Tras varios accidentes más, se consideró que sufría síndrome posconmocional que incluían vértigo, dificultades para juzgar la velocidad y la distancia, mala memoria, lentitud de pensamiento, falta de apetito y problemas para dormir. Tras ello acudió a un neurólogo que habló de “daño cerebral”, justo un día después Smith se quitaba la vida. No estamos hablando, por tanto, de una situación que deba pasarse por alto y que debería servir de aviso sobre las consecuencias de la falta de una política clara y con argumentos sobre este tipo de lesiones, pues este tipo de conductas se han producido también en deportistas de la NFL.

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