En los últimos años la hegemonía de Harley-Davidson en los óvalos de tierra ha llegado a su fin. Su modelo fetiche, la XR750, acaba de cumplir medio siglo, dejando paso a la XG750R de agua para intentar recortar distancias con la competencia. Además de Indian, ganadora del campeonato nacional americano los tres últimos años, Kawasaki (campeona 2016), Ducati, KTM o Triumph han ganado carreras, demostrando la competitividad de los modelos bicilíndricos de última generación.
El equipo Yamaha Tim Estenson Racing, capitaneado por Tommy Hayden, ha sido el último en triunfar, con dos victorias el año pasado (Wild Horse TT y Buffalo Chip TT) gracias al piloto JD Beach, rompiendo una racha de casi 30 años del último éxito de Yamaha en la categoría reina del campeonato.
Yamaha 750 DT-Pro
Esta Yamaha para carreras de flat track parte de un motor MT-07, convenientemente vitaminado para competición, acompañado de un chasis tubular de acero a medida. El bicilíndrico DOHC de 8 válvulas y 689 cc (75 CV) ya lució en el prototipo de 2015. Actualmente ya cubica 750 cc y gana 20 CV, además de suspensiones especiales, escape S&S de titanio, llantas de palos aligeradas, basculante reforzado y carrocería de plástico de una pieza con tapas cubre-radiador de fibra de carbono.
Encontrar una puesta a punto ideal para cada pista de tierra es lo más difícil en este campeonato pues, además de las distancias y los tipos de circuito (Milla, Media Milla, Corto y TT), las condiciones cambiantes impiden reglar la moto como sí lo harías en velocidad, donde todo es más homogéneo. Los neumáticos monomarca Dunlop también son otro punto a tener en cuenta, menos evolucionados de lo que cabría esperar.
Debido a la emergencia sanitaria por Coronavirus, el campeonato 2020 ha pospuesto su arranque: la oportunidad de mejorar resultados para el equipo Yamaha tendrá que esperar.