Paulo Gonçalves, “Speedy”, el gran piloto portugués nos dejaba en 2020 tras un accidente en el primer Dakar que se disputaba en Arabia Saudí. Su legado como piloto es incuestionable. En su dilatada carrera deportiva logró ser Campeón del Mundo de Raids en 2013, había participado y sido protagonista de varios Dakar y era una figura clave en los vivac.
Por desgracia, Paulo Gonçalves fallecía el 12 de enero de 2020, pero si su legado como piloto era inmenso, la marca que dejó como persona es todavía más grande. Tanto es así que cuatro años después de su deceso se ha inaugurado una imponente estatua en su honor en Esposende, en el distrito de Braga, lugar de residencia de Paulo Gonçalves y donde el piloto estaba involucrado dentro de la comunidad.
La estatua de Paulo Gonçalves está en un punto clave de la ciudad de Esposende
La estatua, que se ha colocado en una nueva zona de la ciudad e integrada en un parque urbano que también tiene el nombre del piloto, está creada con piezas usadas de motos. Según el recuento de los escultores, más de 27.600 piezas dan forma a una espectacular imagen de “Speedy” a una rueda surcando el desierto.
La inauguración tuvo lugar el pasado 10 de febrero y congregó a bastantes aficionados que arroparon de alguna manera al piloto. El proyecto, que ha sido financiado por el municipio de Esposende, es obra de Paulo Maria y que ha tenido a su lado en todo momento a la Asociación Speedy Forever.
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En cuanto a las piezas, que en total han elevado el peso de la estatua de Paulo Gonçalves hasta las ocho toneladas y más de cinco metros de altura, han sido donadas por diferentes marcas con las que el portugués estaba o estuvo involucrado. A simple vista se pueden ver llantas, engranajes, cadenas, embragues, pistones, bielas, coronas, piñones de ataque… Todos ellos colocados de tal manera que Paulo “Speedy” Gonçalves esté siempre presente, rueda en alto, y sea recordado por todos los que pasen por la Avda. 19 de agosto de la ciudad portuguesa.