Guy Martin lleva tiempo detrás de un récord que nadie ha conseguido: superar las 300 mph, o lo que es o mismo, los 482 km/h. Seguramente estáis pensando que esa velocidad ya se ha superado en moto. Es cierto, pero lo que nadie la ha conseguido alcanzar es, saliendo desde parado y en una distancia exacta de una milla (1.609 m). Son solamente 16 segundos los que tienes para alcanzar esa velocidad, nada fácil y que requiere superar un buen número de requisitos técnicos.
Para ello, el adicto a la adrenalina Guy Martin se hizo hace tiempo con una Suzuki Hayabusa, la cual ha preparado hasta el extremo. Gracias al turbo y una puesta a punto radical, es capaz de dar nada menos que 830 CV. Con ella fue capaz de superar el récord de velocidad británico (436 km/h), y unos meses después el récord absoluto, dejando la marca en unos impresionantes 454 km/h (282 mph).
Pero como él mismo declara a los compañeros de GPOne, haberse quedado tan cerca le ha quitado literalmente el sueño. Y por ello no parará hasta conseguir superar la marca de las 300 mph, incluso si par ello necesita poner su vida en peligro una vez más.
«He llegado a la conclusión de que cuando haces algo como esto, si no estás dispuesto a morir por ello, en realidad no quieres hacerlo. Cuando empecé a correr, me gustó tanto que habría muerto por ello. Después de cuatro o cinco años, lo estaba haciendo porque era competitivo, pero ya no valía la pena morir por ello. Aunque el TT es muy extremo, seguía siendo el mismo circuito y la misma rutina todos los años.»
A la espera de la llegada de varias piezas experimentales, incluyendo una nueva rueda delantera, Guy Martin espera para tenerlo todo a punto e intentar superar el récord con la única ayuda de su padre. Nada de grandes presupuestos y un gran número de técnicos alrededor que preparen la moto. Solamente dos personas, padre e hijo.
«La única presión que siento es cuando estoy al comienzo de una carrera, ese par de segundos antes de salir, y es porque no sé qué va a pasar. Habrá un montón de piezas prototipo en la moto que estoy probando, y que no sé cómo van a funcionar. Nadie lo sabe, porque nadie lo ha hecho nunca.»
«Tenemos una rutina, sabemos lo que estamos haciendo. le encanta, le encanta mi pasión por ello. Subiremos a la furgoneta, conduciremos por la pista, pondremos todo en su lugar, tomaremos una taza de té, sacaremos el anemómetro, echaré un vistazo y diré: sí, el clima está bien. Y lo intentaremos. Solo yo, mi padre, el ordenador, la motocicleta y los datos. Eso es todo.»
