Para la afición española al motociclismo, Ángel Nieto es una figura que trascendió al tiempo. Aunque muchos no pudieron disfrutar de sus años de máximo esplendor e incluso no pudieron llegar a verle correr, el zamorano que hizo universal a Vallecas en el mundo de las dos ruedas acaparaba toda la atención allí donde iba. Hace 5 años un accidente de quad se lo llevó de manera física, pero de alguna manera Nieto sigue presente y gracias a los nuevos documentales estrenados recientemente, “Ángel Nieto: El hombre que venció al tiempo” y “Ángel Nieto: cuatro vidas”, su presencia ha vuelto a ganar intensidad.
Nieto no fue el precursor del motociclismo en nuestro país. Antes de él otros pilotos pusieron la base, al fin y al cabo Nieto llegó a las carreras cuando las competiciones llevaban mucho tiempo en marcha. Tampoco fue el primer español en ganar un Gran Premio, un honor que le corresponde a Salvador Canellas. Pero sí fue quien revolucionó cómo se percibía la moto y a aquellos que corrían en nuestro país. Dio un vuelco a la cultura de la moto, y si otros pusieron la base del motociclismo patrio, él fue quien reforzó los cimientos para empezar a construir el rascacielos que hoy es el motociclismo en España.
Durante sus años como piloto en activo fue logrando hitos que antaño eran impensables para los pilotos españoles. Pero quizás su gran triunfo en el mundo de las dos ruedas más allá de los 12+1 títulos mundiales, fue el conseguir que las carreras se emitieran por televisión. Igual que no podemos saber cómo hubiera sido el motociclismo de velocidad en nuestro país, no podemos imaginar cómo hubieran sido las carreras de motos sin Nieto.
Además, una vez retirado pasó a formar parte junto a Valentín Requena del dúo de narradores más recordado. Y eso hizo que, además, la gente de a pie no se olvidase del gran campeón, que todos los domingos estaba “en casa” a la hora de las carreras cuando llegaba la hora de comer y la gente se enganchaba a La1 (TVE 1 antes).
Pero además de esa imagen de narrador y de expiloto, lo cierto es que Nieto estaba siempre dispuesto a echar una mano a lo que tuviera que ver con el mundo de la moto. Se dejaba caer por los programas de radio, por ejemplo, a los que se le invitaba de manera totalmente desinteresada. Te lo podías encontrar en MotoMadrid, en una carrera del CEV en Jerez simplemente de visita y dispuesto a charlar o cualquier otro “sarao” del mundo de la moto, y siempre tenía tiempo para la gente. Ahí también sentó unas bases y es que comprendía que las motos sin el público no eran nada, y lo cuidó en las medidas de sus posibilidades. Un autógrafo o una foto con Nieto eran gratamente sencillos de conseguir.
La verdad es que nos acostumbramos tanto a él que perdimos de vista la excepcionalidad de sus gestas y dábamos por hecho su cercanía. Una cercanía que, dicho sea de paso, también tienen Gelete y Pablo. Quizás por eso también nos pareció normal las interminables muestras de cariño que recibió en forma de homenajes una vez partió, pero eso también es excepcional y a la vez una muestra de lo importante que fue, es y será para el motociclismo español. El maestro se marchó, pero la lección sigue siendo perfectamente válida.