Pensábamos que hace unos meses, cuando Praëm presentaba su última creación tomando como base una Honda RC51, iba a tener muy difícil superarse. Pues nada más lejos de la realidad, pues en menos de seis meses han conseguido convertir una BMW S 1000 RR en todo un objeto de colección y admiración.
El encargo surgió desde BMW Motorrad France y, seguramente los que os guste la competición de clásicos, podréis haber intuido que la decoración rinde homenaje al primer BMW Art Car, obra del alemán Alexander Calder y que vió la luz allá por 1975.
Si empezamos a analizar la BMW S1000RR Optimus, lo primero que hay que destacar es que no se ha trabajado demasiado en la parte de ciclo o el motor pues, con esa base de partida, no es necesario. Simplemente se han retocado pequeños detalles para hacerla un poco más eficaz.
La horquilla, la amortiguación y el basculante se mantienen igual al original aunque este último junto con el chasis han sido protegidos mediante fibra de carbono. Las llantas si son nuevas, fabricadas también en carbono y firmadas por Rotobox. Sobre ellas, neumáticos Pirelli Diablo Superbike y para mejorar la ya magnífica frenada de la S1000RR, unos discos de freno con compuesto cerámico.
El escape está fabricado por Akrapovic aunque para el silencioso se ha optado por uno del fabricante americano Wekers. También hay trabajo en el motor, empezando por un radiador nuevo de competición así como nuevas tapas laterales aleteadas para mejorar la refrigeración del propulsor.
La carrocería es de nueva factura y recuerda a las motos de resistencia de los 80 y principios de los 90. Un faro frontal con un espectacular abertura Ram-Air justo debajo. Fibra de carbono para el guardabarros delantero y trasero así como un depósito de combustible de mayores dimensiones, fabricado en aluminio y con tapón de llenado rápido de Stäubli.
Detrás, un colín monoplaza con el alojamiento obligado de la batería a la vista para permitir un cambio rápido durante la carrera. Los intermitentes casi no se aprecian al igual que el retrovisor delantero, de Rizoma y montado en la punta del semimanillar izquierdo para poder circular legalmente por la carretera. El mismo fabricante italiano es el que se encarga de suministrar otras piezas como las manetas, los protectores de estas y las estriberas.
Espectacular es decir poco.
