La epidemia del coronavirus en China, que está empezando a traspasar las fronteras del país, está afectando a la economía en general pero tiene un notable impacto en el sector de la automoción, motos incluidas. En la propia China el miedo al contagio ha paralizado el tráfico y con ello la demanda de coches y motos ha caído. China es el mercado más grande del mundo y ya estaba en una crisis de ventas, que ahora esta epidemia ha agravado: en 2019 las ventas totales cayeron un 8 por ciento y para 2020 la previsión ya es más pesimista.
Además del factor mercado, está la propia fabricación. Las marcas de fuera de China que tienen allí fábricas están retirando su personal de forma preventiva: se sabe que lo han hecho PSA, Renault, Nissan y Honda, que precisamente tienen fábricas en la provincia de Hubei, la más afectada (su capital es Wuhan, el epicentro de la epidemia). Recordemos que esta epidemia ha llegado justo en las fechas de celebración del año nuevo chino, que ya implica cada año una o dos semanas de «cierre» total de negocios: ese cierre se ha prolongado en muchas fábricas por una o dos semanas más. Recordemos que la fabricación de una moto (o un coche) no solo implica la fábrica donde se ensamblan, sino toda la industria auxiliar que tienen alrededor: los motores pueden o no montarse en la misma línea, pero muchos elementos como luces, cableado, suspensiones y frenos, etcétera, proceden de otras fábricas. Esta epidemia está paralizando toda la «cadena» y es posible que haya notables retrasos en la llegada de algunos modelos a los mercados europeos.
