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Aprilia Reparto Corse: sueños que vuelan a ras de suelo

Fotos: D. Robledo
Con ocasión de la presentación de Aprilia Racing, hemos tenido la oportunidad de hacer la visita al "Reparto Corse" que Aprilia tiene en sus instalaciones de Noale. Un lugar lleno de tecnología, sabiduría, magia y motos históricas por las que suspirar. Un lugar en el que el trabajo es la clave y las máquinas de fotos, vídeo y smartphones están más prohibidos que en el Área 51.

¿Quién no ha soñado alguna vez con visitar un centro de investigación y desarrollo del que salen algunas de la motos más veloces del planeta? ¿Quién no ha soñado con estar rodeado de las motos veloces del pasado? ¿Quién no ha deseado ver los secretos de un motor de MotoGP? Pues nosotros hemos tenido la suerte de poder juntar todos estos deseos en uno y, lo mejor, cumplirlos gracias a Aprilia, que nos abrió las puertas de su secretísimo “Reparto Corse”, el lugar en el que se crean las motos que terminan llegando a pista y desde el cual se han ganado un total de 54 Campeonatos del Mundo entre 125, 250 y Superbikes.

Cuando llegas a Aprilia, sinceramente, te parece estar ante un concesionario potente. Una gran y veterana nave industrial, con escaparate en el que se muestran algunas motos a modo de reclamo. Sin embargo, cuando cruzas las puertas todo comienza a tomar otra forma, fotos históricas de Aprilia, trofeos de otras épocas, salas de reuniones con nombre de circuitos… Aún así nada que llame especialmente la atención. Sin embargo, el paraíso se encuentra muy cerca de allí, a sólo unas puertas, separado por unos centenares de metros, por detrás de la vetusta nave industrial.

Después de andar entre los entresijos de las oficinas y salas, después de cruzar una nave repleta de modelos antiguos producidos por Aprilia, se llega a una zona industrial que nada tiene que ver con lo anterior. Una serie de naves modernas en las que está instalado el Reparto Corse, el lugar desde el que se diseñan, ensamblan y prueban los modelos de competición de la firma italiana. Justo en ese momento uno comprende aquello de que dejarse llevar por las primeras impresiones no siempre es acertado.

Gran parte del departamento trabaja en las derivadas de serieSBK de la última era… es un no parar. Es tanta la historia que guarda entre sus muros, que en cualquier lado te encuentras una Aprilia digna de exposición como el puñado de 125 de Bautista, Talmacsi, Di Meglio y Pesek… ¡tras un mostrador! o la última 250 del propio “Bati” detrás de una puerta en medio de un almacén.

Superada la impresión, la gente de Aprilia te lo deja claro “a partir de aquí no se pueden hacer fotos salvo que te lo digamos”. A los pocos metros entiendes las razones, ya que te encuentras los bancos de pruebas en los que los técnicos trabajan para afinar al máximo el rendimiento de todas y cada una de sus motos de carreras y también la de clientes que quieren contar con las mismas preparaciones que los pilotos oficiales. Allí, con dinero, todo se compra o se vende (depende cómo se mire). Cada banco de pruebas tiene una función, algunos sólo para el motor, otros con la moto completa… Todo en un pasillo de ensueño, en el que después de los bancos de pruebas se encuentra el departamento de electricidad, mientras que a la derecha del pasillo nos encontramos diferentes almacenes y puntos de ensamblaje de las motos de competición, porque ninguna Aprilia de serie se produce en Noale, al igual que la mayoría de componentes de las motos, que se fabrican fuera por motivos económicos. Eso sí, el torno industrial de toda la vida, así como diferentes máquinas de mecanizado siguen estando allí y trabajando a pleno pulmón.

4 motos, 3 Mundiales de 125RSV Mille ex-Haga dejada un poco de lado, viendo como los años pasan sobre sus carenados que ya empiezan a despegar su pegatina. Aunque no nos requisaron los móviles ni las cámaras, tenían que estar guardadas, y la razón es fácil, cuando franqueamos la puerta, además de cientos de piezas del motor de las MotoGP, estaba el plano con el despiece delante nuestra. Lo que más llama la atención de esa sala, donde había tres operarios trabajando a pesar de ser viernes por la tarde, es la pulcritud y el orden que hay. Todo en su sitio, todo limpio, con herramientas específicas para que todo esté montado a la perfección. La triste realidad es que no nos dejaron recrearnos mucho, fue la parte de la visita más corta y la que puso fin a nuestra experiencia.

En su momento, la Cube fue la MotoGP más avanzada tecnológicamente

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