Publicidad
[the_ad_placement id="adsense-mega-2-mobile"]

Alan Kempster no era un medio-hombre, era un súper hombre

Es una de esas noticias tristes de la semana. Siempre que perdemos un ejemplo de superación tengo la sensación de que la humanidad pierde un valor y el mundo es un lugar un poco peor. Gracias Alan por darnos una lección de vida magnífica.

Le seguíamos la pista desde hace tiempo y no era para menos. Aunque Alan, como es fácil adivinar por el nombre, no era español y no teníamos la fortuna de haberlo conocido en persona, lo cierto es que era fácil admirar su capacidad de superación.

Un accidente de tráfico truncó sus sueños, pero solamente de manera momentánea. Aunque perdió su pierna y brazo derecho, se convirtió en todo un ejemplo, en una muestra de que querer es poder y que las únicas limitaciones son las que nosotros nos imponemos. Siempre se puede ir un poquito más lejos y por eso se adaptó una moto para poder pilotarla solamente con su brazo y pierna izquierda. Así que con 48 decidió no solamente montar en moto o meterse en un circuito, algo que para mí ya es toda una proeza, si no ponerse a competir.

Sinceramente no hay palabras para definir lo que consiguió Alan, pero más allá de eso lo que pudo suponer este australiano como ejemplo a quienes por unas u otras razones lo estaban pasando mal. Además, también nos dio detrás de las orejas a los que tenemos un día a día mucho más sencillo dándonos la lección de humildad de nuestras vidas.

Ahora Alan ya no está entre nosotros, pero su legado no puede ni debe verse olvidado de ninguna manera. Y es que a los súper hombres y a las súper mujeres de verdad hay que reconocerles su labor y agradecer que hayan servido de inspiración, ellos son los verdaderos héroes, los que merecen llenar estadios y circuitos, vender camisetas y merchandising para tener una vida cómoda económicamente hablando y disfrutar de la fama que rara vez les llega.

El caso de Kempster fue un poco diferente en cierto modo, ya que gracias a su documental le conocimos un poco más y pudo tener cierto reconocimiento. Pero, sinceramente, no entiendo cosas que he leído en medios internacionales y, también, en alguno de casa. Entiendo que a modo de homenaje, hablando de su fallecimiento algunos han tirado del “medio-hombre” queriendo referirse a su discapacidad. Y lo siento, porque por mucho que la intención haya sido buena ha sido un patinazo de los que hacen época. Clasificar a una persona por su físico es algo que debe quedar en el pasado, más aún cuando se trata de un problema del calibre del que padecía el australiano.

Es por eso que quiero darle las gracias a Alan por servir de ejemplo, pero también quiero dar las gracias a todas esas mujeres y hombres que con moto de por medio o no cada día intentan dejar atrás sus problemas buscando disfrutar de su vida independientemente de las circunstancias. Vosotros demostráis que los súper héroes sí existen, que están entre nosotros y que tienen poderes que muchos del resto de humanos no poseemos.

¡Gracias a todos y buen viaje, Alan!

Relacionados

Lo último

Lo más leído