Finalmente las carreras del WSBK en Australia se disputarán siguiendo el formato programado, es decir sin interrupciones o pasos por box obligatorios. Hoy jueves estaban citados en Phillip Island los pilotos y los equipos para analizar lo sucedido durante los test en los que algunas motos vieron como en sus neumáticos aparecían las temidas ampollas. El hecho de que no sucediera en todas las motos suponía que, de entrada, no habría un consenso para disputar la carrera “flag-to-flag” pero al analizar la situación se ha llegado a una conclusión importante. Si se mantienen las presiones de los neumáticos tal y cual indica Pirelli no hay ningún problema.
Es por ello que la decisión tomada implica un control estricto de las presiones de los neumáticos de las Superbikes. Cinco minutos antes de que empiecen las carreras se elegirán varios pilotos al azar a los que se revisará la presión. En caso de que esta esté por debajo de 1.6 bares de presión el piloto y su moto tendrán que regresar al pitlane y realizar el proceso de inflado. En caso de que haya tiempo, el piloto se reincorporará a la parrilla aunque en la última posición. Si no diese tiempo a ello, arrancará directamente desde el pit. De esta manera esperan que los equipos cumplan y no se arriesguen a ser sorprendidos, aunque la solución ideal sería la de contar con medidores de presión al estilo de MotoGP para disipar cualquier duda.
La situación es más complicada en SuperSport, donde el desgaste no es cuestión de presiones y los pilotos tendrán que parar entre la vuelta seis y diez de las dieciséis vueltas a las que se ha reprogramado la carrera. En un principio la previsión era de un total de 18 vueltas, por lo que los pilotos no solamente afrontarán una carrera dividida en dos, sino que además será más corta. El piloto que no entre al box entre la vuelta 6 y la 10 verá directamente la bandera negra.